jueves, 4 de enero de 2007

QUERIDOS REYES MAGOS...


No sé si aún habrá alguien que crea en ellos de verdad, no sé si la ilusión tiene fecha de caducidad. Me gustaría creer, ilusionarme, volar por esas nubes donde todo parece de color de rosa. Me gustaría encontrar esa estrella que guió a los Magos de Oriente hacia la Paz. a una distancia lo suficientemente lejana como para no ver la podredumbre que anida en tantos rincones de la Tierra.

No hay que ir muy lejos de este punto del planeta donde nos encontramos para ver esa podredumbre, esa miseria que, desgraciadamente, no es la material tan sólo, porque ésa, la material, se puede arreglar con dinero, con cosas, pero la otra, la miseria espiritual, cuando se arraiga en el corazón, o mejor dicho en esa oquedad donde debiera existir el corazón, es difícilmente extraíble, es como un cáncer que carcome al ser humano en el que anida. La prueba la tuvimos hace unos días en el aeropuerto de Barajas.

¿Sería posible, me pregunto, pedir a los Reyes Magos un poco de Paz para España? ¿Un poco de esa tranquilidad que todos nos merecemos y nos hemos ganado día a día con nuestro esfuerzo y trabajo?. ¿Ese regalo que nos haga sentirnos libres para poder tomar un avión, o ir a despedir a unos familiares al aeropuerto, o simplemente abrir los brazos a los que vienen, con la única preocupación de si el vuelo llegará o saldrá a tiempo?

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