lunes, 9 de febrero de 2009

BUSCANDO LA PERFECCIÓN


No soy perfecta, y ¡mira que lo intento!, pero no es culpa mía. Cada día tengo un momento en el que pienso “me encantaría ser perfecta”, pero claro, las cosas no se cumplen solamente con desearlas y aquí sigo, cargando con mis imperfecciones, no por mi gusto, sino porque éstas son más difíciles de erradicar que los malditos kilos de más, que también me hacen pasar lo mío.

“A ver si este año me organizo un poco y acabo con esto”, cada año me hago la misma reflexión en el mes de enero, coincidiendo casualmente con el comienzo de mi agenda, bueno, de una de mis agendas, que ésa es otra, ¿por qué nunca recuerdo dónde pongo la agenda en la que apunto las cosas que no quiero olvidar? Durante unos días suelo llevarla en el bolso para apuntar ideas que se me vienen a la cabeza, proyectos, gastos, poemas, citas, cumpleaños y tacos, sí, creo que eso es una reminiscencia de mi infancia; al igual que entonces, cuando me siento contrariada por algo, cabreada, hundida, hasta las narices o profundamente rabiosa, lleno una página de la agenda de “cacas, culos, pedos y pises” en versión adulta.

Esas agendas en las que se mezclan todas esas cosas, son fiel reflejo de mi caos existencial, (¡uy, qué fuerte suena esto!, ¿no?) en fin, lo que quiero decir es que si la perfección existe, yo quiero alcanzarla, aunque solamente sea en la organización de mi vida y para los días pares. Los demás, incluido el viernes, que es impar y suelo salir por la noche, los dejaría para darle un respiro al espíritu y un guiño a las pequeñas locuras.

Pero volviendo a mi deseo de perfección y en qué podría reflejarse, empezaría por la cocina, siempre he querido tener los recipientes colocados por tamaños, bien alineados en los armarios, con los cereales, pasta, legumbres, etc. todo en perfecto estado de revista; en el frigorífico los “tupper” formando torres simétricas, botellas y botellines en escala y en el cajón de la verdura, gracias a su transparencia, adivinar los colores brillantes en degradé de las espinacas, judías verdes y brócoli, y al lado perfectamente conjuntada la calabaza con la zanahoria. Conozco a alguien que lo hace, ¡uf cómo la envidio!

En el cuarto de baño, las cremas por orden de aplicación, limpiadora, tónico, hidratante, nutritiva. Los geles, champús y leches corporales, por olores, quizás de más suave a más penetrante. Pinturas, peines y demás, organizados al mínimo detalle. Lo necesario nada más, deshacerme de todo aquello que en el último año no hubiera usado (os sorprenderíais de la cantidad de sombras, barras de labios, esmaltes que tengo y que he usado una sola vez o nunca).

Armarios, zapateros, cajones, estanterías, librerías.....¡Dios mío, no es que quiera serlo, es que necesito ser perfecta! Son muchos los escollos a salvar para dejar atrás el caos y alcanzar el nirvana de la perfección. Me diréis que es imposible, que ningún ser humano puede tener organizado todo eso al detalle, pero creedme, existen “personas humanas” que son capaces, si no de ser perfectas, al menos de rozar la meta tan ansiada por mí.


No creáis que me cruzo de brazos, también cada año inauguro la temporada de cambios haciendo un gran zafarrancho de combate en el que me deshago de algunas cosas, coloco y ordeno, organizo, aparentemente, mi vida y durante un tiempo vivo en la creencia de que tengo todo controlado, pero son espejismos, porque los objetos siempre vuelven a cobrar vida propia, permutan, saltan, corren y vuelan de un cajón a otro, se mezclan entre ellos haciendo alarde de un mestizaje inanimado que da miedo y terminan por fundar su propio imperio, el imperio del caos y la desorganización, donde la anarquía anida en cualquier rincón, engullendo mis ansias de perfección. Un ejército de objetos muy diversos, me tiene totalmente en sus manos.

Me obligan a mantener el desorden que han creado, a someterme a su anarquía y, aunque me cuesta mucho refrenar mi natural impulso de querer organizarlo todo y mato el gusanillo intentando arreglar mi bolso de manera que no tarde siempre más de diez minutos en encontrar las llaves, termino por acatar el desorden establecido, al menos durante trescientos días más, hasta que me compro agenda nueva con un nuevo año que estrenar.

17 comentarios:

  1. Cualquiera diría que te gusta mucho la película "durmiendo con su enemigo" jejeje.
    ánimo y no lo dejes. Un beso,

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  2. Shikilla:
    Para alcanzarlo ¿por qué no te lo propones mensalmente o semanalmente? jejeje.
    Lo importante es tener el propósito y tú lo tienes. Ahora bien ¿no te parece más bonito un pequeño desorden? ¿más vida?
    Besos en orden de "a uno".

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  3. Quizá no mires como debes; porque la única perfección que yo conozco, está en la imperfección.

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  4. Genial, amiga. He e confesarte que me ha divertido mucho tu texto, pero estoy seguro de que en el fondo te das cuenta de que el universo tiende al caos y eso es lo que lo hace interesante, imprevisible y maravilloso. Un beso,
    V.

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  5. Uffff... Shikilla, como me has recordado en este relato a mi hija "Aguijona" Jo, sois tal para cual. Mi hija hasta peina los flecos de las alfombras, bueno, los peinaba porque yo creo que las ha quitado para que no se despeinen.
    ¿Y los cojines del sofá? De esto ya ni te cuento. Cuando estoy en su casa y ya me marcho, se los dejo todos descolocados y me escondo, no tarda ni un minuto en ponerlos en un perfecto orden, de mayor a menor, ligeramente sobrepuestos, cada uno en el ángulo del otro y los vasos en el armario de la cocina, ni te cuento, a veces me voy a mi casa sin beber para no descolocárselos. Jejeje,... Es broma, pero no tanta.
    Un beso.

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  6. Nuestra intensa búsqueda aunque no queramos tiende a la perfección. Aunque sabemos que definitivamente somos imperfectos. Un severo entrenamiento puede vencer a la esencia?
    La naturaleza sabia, no permite que toquemos la perfección, pero sí que sigamos sus pistas, para mejorar siempre.

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  7. Pues Aguijón, ni siquiera la he visto la peli esa. Sí, ánimo tengo, pero soy un desastre.

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  8. ¡Pues yo no quiero ser perfecto ni pugnetera falta que me hace...!
    ¡Qué horror, todo colocado...!
    Mi cuarto y mi mesa de trabajo, así como mi pequeño taller son una desorganización perfectamente organizada, sé dónde está todo, pero eso sí ¡qué nadie me toque nada, porque entonces es cuando no encuentro nada...!
    ¡Ah y la "peli" que te cuenta Aguijón es muy interesante...!
    Besotes.

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  9. Jesus, el desorden es bonito mientras que encuentras las cosas...pero tampoco podría ser perfecta, sería aburrido, sí. Besos en fila "de a dos" para tí.

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  10. MSM, qué bonito eso que dices y tal vez es cierto, lo pensaré!!

    Un beso

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  11. Amigo poeta, gracias, también mi casa tiende al caos como el universo, solo que es menos divertido, aunque maravillosa. :)

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  12. Terly yo conozco a alguien así como Aguijona, jajaja y es mi madre!!, tiene los cojines también colocados simétricamente, aunque eso de los cojines es casi lo único que controlo yo, no sé, lo llevaré en los genes. Pero el resto de cosas ufff, nada de nada.

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  13. Anuskirrum, me ha encantado tu reflexión, quizás la esencia de lo que somos es lo que nos hace diferentes, la que nos hace dar nuestro toque a las cosas.

    Un saludo

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  14. Pedro, yo también incomprensiblemente encuentro la mayoría de las cosas, aunque siempre hay un tanto por ciento que se convierte en poltergeist, misterio, misterio...

    Veré la película, ya me has picao.

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  15. Anónimo9:57 a. m.

    En mi caso, el orden, la colocación, la sistemática en las cosas personales ha ido desapareciendo conforme tenía menos tiempo, es como si tuviera cualidades para ser ordenado pero no tuviera tiempo para ejercerlas o algo parecido...
    Sin llegar a mi caos, lo cierto es que la imperfección tiene algo bello y la perfección absoluta -sobre todo vista así, identificada con el orden- es un poco aburrida, previsible.
    Si te lo sigues proponiendo como meta, haces muy bien en dejarte libre los viernes ;-)
    Un beso.

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  16. Querida Shikilla:
    Acabo de dar cumplimiento a las normas del meme con el que hace unos días me obsequiaste.
    Mi agradecimiento y besos.

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