lunes, 11 de mayo de 2009

VENTAJAS DE HACERSE MAYOR


Esto de hacerse mayor ha de tener necesariamente alguna ventaja, me cuesta encontrarlas es cierto, pero algunas sí que hay, y no me refiero a la consabida experiencia y sensatez que, al parecer ha de tener una por el hecho de cumplir años.

A medida que pasa el tiempo, me voy dando cuenta de que eso no es tan malo, es decir, que el tiempo pase, porque éste nos va dejando otras cosas además de arruguitas y achaques, cosas que voy descubriendo poco a poco y con las que estoy confeccionando una lista en la que tengo puestas muchas esperanzas, sí, la esperanza de que cuando los años sean ya un montón, las arruguitas incontables y los achaques innombrables, esas contraprestaciones que haya ido apuntando me sirvan de parapetos que aminoren los ataques nostálgicos en los que recuerde “aquéllos maravillosos años” pasados en los que casi todo era mejor. Casi todo, porque ¡mirad y leed! Este es el comienzo de mi lista:

¡Soy mucho más libre!, por ejemplo, si quiero viajar no tengo que pedir permiso a nadie, solamente a mí misma ¡y siempre me dejo! Vamos, que me doy permiso. Hago pequeñas locuras o me doy caprichos sin tener que justificarlos, simplemente porque sí. Confieso que en este punto estoy haciendo un pequeño paréntesis debido a la puñetera crisis.

No estoy con quien no quiero estar, es decir, me he vuelto tan sincera en mis manifestaciones que no “aguanto” a nadie que no quiera aguantar. Se acabó esa política de aparentar, por ejemplo, que alguien es divertido cuando es un coñazo, que los chistes tienen gracia cuando son malísimos solamente porque quien los cuenta es “alguien” con quien tenemos que quedar bien, que el amigo de mi amigo es un tío interesante solamente porque a él se lo parece, y aunque lo fuera, si a mí no me lo parece, en pocas palabras, ahora soy más yo misma, pese a quien pese.

Esto de ser mayor y tener además entre tus amigos algunos más jóvenes te da también un aura entre ellos que reviste tus palabras con una importancia inusitada y que, si sabes utilizar en tu beneficio con tacto y acierto, puede elevarte a la categoría de “persona interesante” de verdad, no como el amigo de mi amigo que nunca abre el pico y se limita a poner pose de interesante; Basta con añadir a tu opinión una frase hecha lapidaria, definitiva, que reforzará lo que digas y a ellos les creará una duda: “Mirad, si algo me han enseñado los años es que...” si aquí pones una cara resignada como no queriendo hacer uso de ese arma secreta de los años que ellos “los pobrecillos” no tienen, pero viéndote obligada a sacarla para iluminar sus ignorantes vidas, les tienes rendidos para siempre, y en sucesivas reuniones, cada vez que tú vayas a opinar sobre algún tema te escucharán con ojos sedientos de la sabiduría que tú,( gracias a los años que si no de qué), podrás compartir con ellos.

No me reprimo al mostrar mis sentimientos, es decir, si quiero a alguien lo digo, lo digo, lo digo, sí, no me canso de decirlo, a mi familia, a mis amigos, a todos los que quiero, y es que me he dado cuenta que tengo muchos te quieros atrasados, algunos caducados incluso, y quiero gastarlos, todos. Esto no es la típica frase que nos envían por correo electrónico en los power points pastelosos con música de fondo y ositos y corazones brillantes, esto es la pura realidad, os juro que he descubierto lo bien que me sienta decir “te quiero”, es como si me quitara pesos del alma...así lo veo.

Eso respecto a los buenos sentimientos, respecto a los malos he decidido ignorarlos, otra ventaja de hacernos mayores es que a los que creímos malos, ya no les vemos tan malos, precisamente porque a aquellos que queremos y nos quieren les vemos mucho más grandes, más cerca, y lo llenan todo. Apenas dejan sitio al rencor, al odio o a la inquina. Relativizamos aquello que antes nos dolía y nos carcomía por dentro, es como si desnudáramos a la persona o personas que nos causan dolor y las viéramos desposeídas de todo, incluso de los malos sentimientos hacia nosotros, tan vulnerables que se pierden en su propia pequeñez.

Por cierto, ya he tocado este tema en mi blog alguna vez, me mosquea mucho, va a resultar que lo de hacerme mayor me preocupa porque ni siquiera es mi cumpleaños todavía.

En la imagen que ilustra esta entrada unos ven a la mujer mayor y otros a la joven, ¿cuál véis vosotros?

8 comentarios:

  1. me alegra que crezcas con ese espíritu tan libre, de ahí a la madurez que te indique que tienes que cambiar de acera futbolística, sólo va un paso.
    un beso,

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  2. Hola:
    Yo, como los "Años" de Milanés, esa que dice...
    "El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos... en cada conversación, cada beso, cada abrazo..." Preciosa canción.
    Besazos, ya que son necesarios.

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  3. Debe ser por eso de los años que me sale tan espontáneo mi frase preferida...
    "Eres un cielo" Por cierto, ¿Alguna vez te he dicho que eres un cielo? y además te añadiría la coletilla... "con ángel"
    Un beso, persona mayor...

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  5. Genial tu entrada de hoy, me parece un punto de vista optimista, y aunque es cierto eso de que cualquier tiempo pasado nos parece mejor, supongo que es debido a esa capacidad que poseemos de borrar, de forma inconsciente, esos recuerdos insignificantes pero dañinos. Cosas de nuestra memoria a largo plazo,¿no?. En tu foto veo la experiencia de los años y la belleza de la juventud, ¿que más quieres?

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  6. Pues mira, Shikilla, yo sigo la tradición: en verano me gusta el invierno y viceversa; de jovencito pensaba todo eso de que con el tiempo acumularía experiencia y todo eso y, conforme me hago mayor, la experiencia me importa uu bledo: que me devuelvan mi estulticia, ¡ya!

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  7. Esa ilustración la usé en mi blog, no recuerdo ya para qué. Si bien no es posible ver las dos imágenes a la vez, puede resultar muy fácil pasar de una a otra. Con respecto al tema de tu entrada: quien no se consuela es porque no quiere... :-)

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  8. La actitud es la que nos hace ver la vida de un color u otro, tengamos la edad que tengamos :D
    Un besete Shikilla.

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