jueves, 30 de julio de 2009

TIEMPO DE VERANO



Llevo ya unos días practicando la indolencia y dejadez en mis ideas, no porque no haya material para la crítica en esta nuestra España, incluso ahora en verano, o más en verano, donde la ociosidad conduce muchas veces más a las malas ideas que a las buenas, como dice el refrán: “Cuando el diablo no tiene que hacer... mata moscas con el rabo”, sino porque el calor me aplatana de tal forma que cuando acabo mi trabajo, lo único que quiero hacer es comer y echarme la siesta, salir cuando la noche entra por mi ventana y buscar el fresquito de las terrazas y el tinto de verano con los amigos, para volver a mi casa donde me espera una danza de visillos blancos que levemente se mueven en las ventanas abiertas que, como si fueran trampas enormes y rectangulares, intentan atrapar cualquier vestigio de brisa en la noche.

Pero es ahora, cuando comienzan mis vacaciones de verdad, las de la playa, sol, chiringuito y reencuentro con los paisajes queridos, anhelados, necesarios ya a estas alturas del año. Aunque aún habrá un paréntesis antes de desembarcar en esa isla de ociosidad sin límite a la que todos tenemos derecho, y haré una parada por los madriles y la tierra de Cervantes, quiero despedirme de vosotros.

Amigos míos, os dejo, por unos días nada más, vuelvo a mediados de agosto, y espero haber tomado fuerzas como para criticar, comentar, alabar, sorprenderme u horrorizarme con el ir y venir de esta España de mis entretelas que tiene tantas facetas como lugares maravillosos donde poder ir a deleitarse de gentes y paisajes, multicolores y multiculturales, en fin todos los “multi” imaginables.

Espero venir dispuesta para conjugar todos los verbos anteriores con la misma ilusión con la que comienzo mis queridas vacaciones. Os echaré de menos, por eso os leeré de vez en cuando e incluso puede que os comente. Hoy en día, uno no se puede ir del todo y desconectar completamente si existen portátiles, móviles con tecnología 3G o cibercafés en cualquier rincón de España. Nos seguimos leyendo a la vuelta. ¡Felices vacaciones!

viernes, 17 de julio de 2009

AZUL Y BLANCA


Se cumplen hoy cuarenta años desde que tres hombres, Armstrong, Aldrin y Collins fueran los protagonistas de algo que definió muy bien en su día JFK como “la aventura más grande y peligrosa en la que jamás se ha embarcado el hombre”, es decir, llegar a la luna, en un camino que no sabían aún si sería sin retorno pero que se convirtió en su propio camino hacia la gloria y el reconocimiento de la Historia, convirtiéndose también en héroes depositarios de la gran curiosidad que ha llevado al hombre siempre a explorar lo desconocido.

Desde entonces, puede que hayan cambiado muchas cosas, entre otras, la desmitificación de ese níveo y nacarado objeto de inspiración para tantos artistas a lo largo de los siglos. Otras, siguen y seguirán igual por mucho tiempo, he de decir que lamentablemente.

Por mi parte, reconozco, que la llegada del hombre a la luna no ha aminorado ni un ápice la atracción que en mí suscita dicho satélite, es más, tengo la creencia interior de que la luna guarda secretos, misterios que no ha podido el ser humano desvelar todavía, no sé si será cierto o no, pero me gusta pensar que la luna que pisó el hombre encarnado en la figura de Armstrong es otra luna distinta a la que, fetiche de mis poemas, hago vivir en mis versos.

Sea como fuere, no todo fue un camino de rosas para los tres protagonistas de esta aventura, protagonistas visibles porque hubo muchos más que trabajaban desde la Tierra. La otra cara de la moneda la tenemos, por ejemplo, en Neil Armstrong que lamentó su notoriedad por considerarla inmerecida, y dijo que la fama le había costado caro a su familia y que lo que también lamenta profundamente es que, a causa de su trabajo no pudo estar mucho tiempo con sus hijos cuando éstos estaban creciendo; Buzz Aldrin, por su parte, no ha tenido tampoco una vida fácil, tras su logro lunar abandonó la NASA, volvió al ejército, y poco después sufrió episodios depresivos que lo llevaron al alcoholismo.

Aún así, la experiencia que vivieron el 16 de julio de 1969 les marcó para siempre y hoy llama la atención profundamente la sencillez de sus palabras. En El Imparcial, he podido recoger las siguientes:

“Collins, según El Imparcial, ha respondido a una serie de preguntas las cuales han sido difundidas a través del sitio de la NASA en Internet. Según el astronauta retirado, su recuerdo más memorable de la misión fue mirar la Tierra desde el Apolo 11 y constatar su belleza y fragilidad. "Realmente creo que si los líderes políticos del mundo miraran el planeta desde una distancia de 100.000 millas (160.000 kilómetros), su visión cambiaría totalmente", señaló.

Añadió que las fronteras que son tan importantes serían invisibles. "El pequeño globo continuaría girando, haciendo caso omiso de manera serena a sus subdivisiones, presentando una fachada unida que pediría a gritos comprensión unificada para un tratamiento homogéneo.

"La Tierra debe ser lo que parece: azul y blanca (...) ni capitalista ni comunista; azul y blanca, ni rica ni pobre; azul y blanca, ni envidiosa ni envidiada", añadió. Según Aldrin, 40 años después de la histórica misión a la Luna, la Tierra tendría la misma imagen que él pudo atisbar desde el Apolo. "Pero las apariencias pueden ser engañosas. Sin duda (la Tierra) no está serena, sino definitivamente frágil y cada vez lo es más".

La culpa de que la Tierra no sea lo que parece nada más que la tenemos nosotros, los mismos que hacemos de los colores azul y blanco que pintan nuestro Planeta banderas que nos separan, barreras que nos limitan, fronteras que nos enfrentan. Tiene razón Aldrin al decir que somos frágiles y hacemos aún mucho más frágil el lugar donde vivimos.

martes, 14 de julio de 2009

ESE FRÁGIL Y QUEBRADIZO OBJETO


La vida es algo muy delicado o muy fuerte según sean las pruebas con las que se encuentre en su camino, según los obstáculos que tenga que librar, incluido el azar, según el día, la hora, el momento, según las manos en las que esté, el acierto de una decisión o la rapidez de reacción de una o de más personas.

Cuando el milagro sucede y, frente a lo imposible, esa vida se salva, parece que todos y cada uno de nosotros nos sentimos parte de algo maravilloso, nos sentimos partícipes y casi autores de ese milagro. La sensación de que algo tan grande como una vida sale adelante por los conocimientos, la sabiduría humana, el progreso de la ciencia y la medicina, reviste con un aura de invencibilidad al hombre, que hace que no podamos pensar entonces que algo pueda escapársele de las manos, esas manos que, siendo humanas, las hacemos poseedoras del poder de los dioses.

O también todo eso puede pasar inadvertido, escondido en la cotidianeidad, entre las cosas de todos los días, sin que le demos ninguna importancia o sin que nos parezca nada especial. Respirar, vivir, entonces, se convierte simple y llanamente en un ejercicio diario.

Pero la vida también es un frágil y quebradizo objeto que, a veces, solamente se mantiene y se sujeta a la tierra con un hilo, con el hálito invisible del deseo o la tozudez de un espíritu indómito que se bate dentro de un cuerpo limitado; Corre al ritmo del miedo y del grito o se mece en el sueño huérfano del calor materno. O nada de lo anterior, o todo lo que imaginemos.

Y, aquello que comienza y subsiste por miles de razones o por una sola y poderosa razón, puede perderse por una carambola absurda, por una red de tubos y vías o porque correr delante de la muerte no es suficiente para escapar de ella.

La muerte camina siempre de la mano de la vida, lo sabemos, pero siempre nos sorprende cuando sale de sus sombras. Aunque tenga sus caminos dibujados, nosotros nunca los vemos, ni siquiera imaginamos dónde estará su norte mañana. Hay gritos que son astas en el cuello y estrangulan la vida y gritos silenciosos e impotentes, de soledad infinita.

Unos, corren llenos de vida hacia el toro negro de la muerte que les embiste en tremenda y mortal cogida, y otros, cerrados aún los ojos a la luz sin estrenar, se convierten en objeto de un terrorífico error. Vida que se escapa por las rendijas abiertas de lo absurdo.

miércoles, 8 de julio de 2009

¡MI CUMPLE!


Hoy es mi cumpleaños, ¡por todo el día!, hoy recibo un año más este ocho de julio con la misma alegría de siempre, o casi más puesto que la otra opción que nos da la vida no me gusta nada: o cumples años o la palmas, hablando en castizo, así que puestas las cosas de ese modo, me encanta, me alegra, me vuelve loca cumplir años…aunque éstos vayan dejando su huella en el cuerpo, ¡qué le vamos a hacer!, lo celebro.

Iba a escribir algo poético sobre ello, pero solamente os diré que, como quien recibe a un amigo querido en su casa, esta mañana antes de ir a trabajar me he puesto guapa, o lo que yo entiendo por guapa, me he vestido de blanco como hago tradicionalmente el día de mi cumpleaños desde hace ya bastantes, y he abierto de par en par las puertas de mi corazón para recibirle, con sus incógnitas, con sus vivencias, con sus 365 días llenos de sabores y olores, y lo único que puedo hacer, como os he dicho, es alegrarme y celebrarlo con mis amigos, por eso me he venido con unos pasteles a trabajar, para endulzar un poquitín, junto a mis compañeros, el hecho de que soy más viejita pero también que tengo a mi alrededor mucha gente con la que celebrarlo y este año algo importante por lo que alegrarme especialmente, que mi madre está mejor y me ha felicitado ya por teléfono.

Como el sábado invitaré a cenar a mis amigos, prometo poner alguna foto, y a todos vosotros os invito también a compartir conmigo una tarta virtual.

martes, 7 de julio de 2009

EL ABRAZO DE LA PALABRA



Cuando la palabra es portadora, más allá de su propio significado, del deseo, de la fuerza, de la intención o siquiera del esfuerzo de la boca al pronunciarla, se convierte en abrazo, en apoyo, en beso o esperanza, se vuelve apretón de manos, palmada en la espalda o báculo para sostener al otro.

También, diréis, la palabra hiere y se clava, araña y abofetea, con deseo, con fuerza e intención, con la misma fruición con la que se complace en transportar el bien, la palabra, muchas, demasiadas veces, es usada para suplir o esconder entre sus letras la hoja afilada de una daga invisible.

Pero hoy quiero agradecer las primeras, las que me he encontrado en vuestros comentarios de la anterior entrada, tan oportunamente titulada por mí “Queridos amigos”, porque eso es lo que os considero, amigos.

Curiosamente, de muchos no conozco ni su rostro, de otros ni su nombre de pila o dónde viven y de dónde son, pero he aprendido que la palabra “amigo” encierra mucho más de lo que tradicionalmente hemos pensado o creído, un amigo puede ser aquél que siembra palabras a tu alrededor de ánimo, de cariño, de esperanza, y del cual puede que no conozcas más que palabras, todas las que fluyen de sus teclas en un espacio personal al que llamamos “blog” y que, a veces, se convierte en todo un universo de sentimientos que viajan a lomos de la palabra.

No es la primera vez que recibo por parte de los que me leéis, compañeros de esta aventura bloguera, apoyo y cariño, ya cuando mi vida dio un giro importante y tuve que marchar a vivir fuera por el trabajo, me apoyasteis, me animaba leer cuando estaba lejos de mi casa y de mi hijo los comentarios que dejabais en mi blog, por eso no debería sorprenderme, no debería emocionarme, pero es así, me sorprende y emociona cada vez que con las palabras, las vuestras, recibo tangible y real ese cariño con el que sé las escribís.

Gracias, porque junto al cariño de los que me rodean, familia y amigos, cercanos y queridos también, me ha llegado esa fuerza que vosotros habéis puesto en las palabras. Siempre he tenido fe en las personas, algunos piensan que demasiada, pero creedme que, aunque sé que también existen y de hecho conozco a personas que usan la palabra como daga que hiere, con mala intención, no perderé esa fe en el ser humano.

Mi madre está mejor y se recupera, gracias a Dios, por ahora, el susto ha pasado.

Un beso para todos

miércoles, 1 de julio de 2009

QUERIDOS AMIGOS

Este paréntesis actual no se debe a fiestas, lamentablemente, sino a que he tenido que acudir a Madrid y llevo desde el domingo junto a mi familia porque mi madre ha sido ingresada con problemas de salud que nos han dado un buen susto.

Afortunadamente, va mejorando poco a poco, lentamente, pero tenemos la esperanza de que pronto esté reestablecida. La fe no decae, ni en ella ni en nosotros, y la unión de toda la familia junto a ella nos ha dado mucha fuerza y la alegría interior de estar juntos apoyándola y haciéndole compañía en todo momento, como ella ha estado siempre al pie de la cama de todos nosotros cuando hemos tenido problemas de salud o cuando la hemos necesitado.

No quería dejar de haceros partícipes de estos momentos porque también habéis compartido conmigo en la anterior entrada, por ejemplo, mi alegría, ahora es otra cosa distinta y mi ausencia es por otros motivos, pero espero con todo mi corazón que pronto pueda asomarme a esta ventana del blog a deciros que mi mami está bien del todo, Dios lo quiera.

Un abrazo a todos y hasta pronto.