lunes, 30 de noviembre de 2009

ENCRUCIJADA



Hace casi tres años, abría mi corazón en estas páginas para contar mis inquietudes y temores respecto a un tema muy personal del cual también hacía partícipes a mis lectores de entonces. Algunos, como Jesús Arroyo, que entonces era Chechu, todavía siguen viniendo por aquí, pero como hay nuevos amigos que quizás no leyeran esa entrada pongo el enlace, porque tiene mucho que ver con la de hoy.

Hablaba de echar raíces, de puntos de referencia personales, de comenzar nuevas vidas, de cambios y traslados, y todavía, si pienso en aquellos días, siento el pellizco en el corazón, la sensación agridulce de haber conseguido una meta, haber aprobado mi oposición, unida a la tristeza de tener que partir a otra ciudad dejando a mi hijo, que tenía diez años.

Lo que entonces me pareció tan terrible, sin embargo, se transformó en una serie de logros, cambios, experiencias y vivencias muy positivas, tanto para mi como para mi hijo que esperaba con impaciencia cada puente para que yo viajara desde Barcelona a Badajoz para verle y me recibía con besos y abrazos que, por cierto, ahora me cuesta tanto sacarle; todo ello hasta que, en poco tiempo, conseguí el traslado de nuevo a casa.

En estos días, he vivido una encrucijada, mi cabeza ha dado vueltas a miles de cosas, mi corazón se encogía unas veces y otras latía esperanzado, ilusionado. He sopesado, evaluado, imaginado, calculado, en fin, he tenido dentro de mi cabeza y de mi corazón un guirigay de sentmientos encontrados, y todo eso porque se me plantea la posibilidad de concursar para unas plazas fuera de aquí. ¿Qué hacer?.

Un traslado, un cambio, la oportunidad de un acercamiento a mis verdaderas raíces, y entiendo por raíces el lugar donde está mi familia y mi hija mayor, otra ciudad: Alcalá de Henares. Curiosamente, me sorprendo a mi misma, sin reconocerme, habiendo aceptado el reto; esta vez, eso sí, mi hijo vendría conmigo.

Es tanto lo que se ha movido dentro de mi con esta elección, que ni siquiera es real todavía, que puede que ni siquiera lo sea, que durante varios días he dudado, y como os decía, he calculado todo lo calculable, han vuelto los fantasmas del pasado, los que me hacían temer las despedidas, pero quizás lo que me ha empujado a pedir esas plazas y dejar a un lado los viejos miedos a la transitoriedad, lo que ha hecho que acepte el reto, es el saber que la vida siempre me va a sorprender, esté donde esté, que la vida, como decía Martín Vigil, sale al encuentro, y no es tan malo levantar, de vez en cuando, el vuelo, mirarla desde otro ángulo, desde otros rincones, otros paisajes para el alma y los ojos.

Si aquello que mis padres nos enseñaron a mis hermanos y a mí, si las idas y venidas con aquel “hogar metido en la maleta” por distintas ciudades nos valió para algo, fue para hacernos fuertes, para saber volver a comenzar, para ser una piña aunque la distancia nos separe. Creo que, si tengo que llevar mi propio hogar plegado en mi maleta, mis hijos aprenderán también, como yo, que lo que vale, lo que perdura, aquello que es tan ligero que puedes llevar siempre contigo, porque nunca será un lastre que te impida levantar el vuelo, es el amor de los que te quieren y a los que quieres, el resto de las cosas materiales, son solamente eso: cosas, aunque sean queridas y también quepan en una maleta, aunque las llevemos con nosotros e incluso hayan estado en nuestra casa durante años.

He pensado que hasta la cosa más querida para mí es prescindible. Sin embargo, ¡cuánto me costaría caminar sin el cariño y el calor de los míos!.

lunes, 23 de noviembre de 2009

MUY PERSONAL


El viernes recibí una carta donde aparecían las palabras URGENTE y MUY PERSONAL en el encabezado, lo cual me sorprendió ya que venía sin sobre, es decir, cualquiera hubiera podido ver lo que decía, con lo que dejaría de ser muy personal, pero, al seguir leyendo, me tranquilicé, era publicidad de una empresa llamada C.I. SALUD, RELAX Y DESCANSO, S.L.

En mayúsculas sobresalían estas palabras “CUATRO REGALOS” y unos cuantos renglones más abajo estas otras “NUEVE REGALOS MÁS” ¡caramba, tenía que leerla!, así que lo hice (pobre de mí), os la copio resumida;

“Apreciada amiga: (¿por qué van dirigida a las mujeres?¿es que somos más fáciles de convencer?)

Queremos entregarte los CUATRO REGALOS que no pudiste recoger la última vez que estuvimos en tu ciudad (¿me llamaron para recoger regalos y dije que no podíaaa?).

Hemos preparado una nueva convocatoria para que recojas tus cuatro regalos, más el regalo de este año. Una extraordinaria MANTA de 1,35 x 2,00 metros, suave y ligera, para este invierno.(Pensé por un momento que eran Papá Noel y sus chicos los que escribían la carta, ¿por qué si no hacen un regalo cada año, aunque fuera una manta?).

(Llegados a esta altura de la carta aún no decía cuál era el objeto de que me escribieran, me dieran todos esos regalos y me consideraran su “apreciada amiga”, seguí leyendo más interesada),

Si vienes acompañada de tu pareja, además de estos cinco regalos, os haremos entrega de NUEVE REGALOS MÁS” (¡joooooeeee!, ¿pero quién es esta gente?¿la ACA: Asociación de Cupidos Anónimos?¿el GAS: Grupo de Alcahuetas Solidarias?. El caso es que no me quieren a mi sola, sino con una pareja)


Después de enumerar la lista de los CATORCE REGALOS entre los que se encontraban, un reloj de pulsera, un mantón de manila, una mopa extensible, un carrito de la compra ¡abatible! y un buen surtido de embutidos ibéricos, además de otras cosas, la carta seguía diciendo dónde y cuándo era la reunión, en un hotel de la ciudad este domingo, e insistía en que fuera CON MI PAREJA para recoger todas esas maravillas;

También nos invitaban a una cata de vino y degustación de productos nacionales, imagino que se referían a la tortilla de patata, al jamón..., no sé, pero descarté mentalmente el caviar y el champán, que hubiera sido propio de cualquier Cupido o Celestina que se precie.

Seguí leyendo aquella extraña carta y, llegando ya al final, todavía no sabía la razón u objeto de la misma, no ponía lo que querían, ofrecían o vendían. En letra pequeña al pie de la misiva a modo de postdata, decía: NOTA: Si nos enseñas 50 € (¡¡solo enseñar!!) te entregaremos otro obsequio más.

He pasado todo el domingo repitiéndome a mi misma que no merece la pena llamar a ningún amigo que haga de pareja, (lo mismo nos piden el libro de familia), ni llamar incluso a mi ex (él si figura todavía en el libro de familia) tan solo para que me acompañen a una reunión donde nos van a dar catorce regalos, (sí, ¡catorce!), sin saber de qué va a tratar esa reunión. Lo mismo se piensan lo que no es y más teniendo en cuenta que el nombre de la empresa organizadora ostenta las palabras RELAX Y DESCANSO;

Además, si tenemos que repartir los regalos, se van a quedar con el reloj y el lote de ibéricos, no creo que les interese la mopa extensible o el carrito abatible, y menos el mantón de manila ¡y a ver quien les dice que no!; todavía recuerdo cuando nos separamos mi ex y yo lo que me costó convencerle de que la colección de reproducciones a laser de los impresionistas era un regalo que él me hizo por mi 30 cumpleaños y no se la podía quedar, parecía no conocer aquello de Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita.

Quizás, si hubiera ido a la reunión con un billete de 50 € y lo hubiera enarbolado, me hubiera llevado, al menos, un regalo. Pero no he ido y me he llevado a mi hijo a la Feria de la Tapa de Badajoz que, además de ser una opción mucho más divertida, no implica ningún interés oculto y me hace sentir mejor.

En márketing, por mi parte, la empresa se lleva un suspenso, por no dar opción a quien elige libremente vivir sin pareja, ni a quienes la dejan, o a quienes son abandonados y son capaces de caminar sin muletas, es decir, sin parejas de turno.

Por cierto, por lo que dice google, la empresa es de colchones. ¡¡Gracias a Dios que no he llamado a nadie!!.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

EL ALMA DEL REVÉS


¡Tengo un blog!, ¡soy bloguera!. Sí, ya sé que lo sabéis, lo que digo son afirmaciones tan obvias que suenan ridículas escritas en mi propio blog y por mí, pero me las repito con frecuencia porque, aunque en principio esas dos frases no sugieran otra cosa que no sea lo que es evidente, tener un blog y, por tanto, ser bloguera, te reviste con una capa de responsabilidad y obligatoriedad de la que es difícil deshacerse.

No se puede uno zafar sin remordimiento de conciencia, desazón o malestar, del yugo que nos une a cada bloguero con nuestro blog o, mucho peor aún, con nuestros blogs. Si es una tarea ardua mantener un buen ritmo de publicaciones y lograr que nuestro sitio sea un lugar vivo donde fluyan las visitas y los lectores, donde se comente, se debata, etc... imaginaos que será para el que tenga más de un blog. Yo confieso que, después de intentar abrir otros sitios web, he desistido. Mi otro blog de Poemas se convirtió en una especie de cofre donde guardé hace tiempo unos cuantos poemas y allí se quedaron para ser leídos por quien quiera, no lo actualizo nunca, pero sigo teniendo visitas en mayor o menor cantidad. Los blogs son como hijos a los que tienes la obligación de cuidar, dar de comer, vestir, etc..

Todo el mundo da por hecho que si tienes un blog es porque tienes algo que decir, porque quieres compartir algo, porque lo que pasa en el mundo te gusta o te disgusta y quieres aplaudirlo o criticarlo, en fin, esperan de ti que, al menos, digas algo. Pero yo, últimamente, me sorprendo buscando cosas que decir ¿Por qué?.

He vuelto del revés el alma por si tiene alguna costura rota en la que no hubiera reparado por donde se me escape la inspiración, ya sabéis, (según la RAE): “El efecto de sentir el escritor, el orador o el artista el singular y eficaz estímulo que le hace producir espontáneamente y como sin esfuerzo”. No es que yo considere que dé el perfil de escritora, oradora o artista para poder alcanzar ese singular estímulo, pero me vendría bien un espontáneo “producir como sin esfuerzo” del que habla la Real Academia, incluso aunque fuera y pareciera con esfuerzo.

No tengo ideas nuevas, tampoco ninguna que pueda servir, una vez sacudida, limpia del polvo del olvido, maqueada con barniz blanco de copal y adornada con guirnaldas de flores menudas, para traerla aquí y sentarla en el alféizar de esta ventana donde contemplar el mundo y, sin ánimo de parecer pretenciosa, también donde el mundo la contemple (¿quién dice que no?), como si fuera recién estrenada.

Tal vez, en noviembre migra la inspiración de la mano de las aves hacia los lugares cálidos.

Tal vez, hay tanto que expresar, que se amontonan las palabras sin concierto y ninguna cede el paso a las otras, con lo cual, todas se quedan en nada, son sentimientos no dichos, ideas desdibujadas, música de silencios en pentagramas vacíos, son esa desazón que transforma la unión del bloguero y su blog en una mala pareja uncida por el yugo de la imposición, la obligación de decir sin que quieras, de contar sin que debas, de escribir sin que puedas.

Lo que salva el amor de esa pareja, lo que hace que siga aquí todavía, lo que quita el yugo pesado y hace ligera la carga, es la magia de momentos como este, en el que, sin tener nada que decir, llegando al final de mi escrito, me invade el sentimiento cierto y profundo de que no migraron todas las palabras, de que mi alma, vuelta del revés como un calcetín cualquiera, no tiene costuras rotas y, al contrario, guarda y se queda con todo; de que, es posible, que hace unos renglones no hubiera ideas viejas que maquear y adornar con flores blancas, pero ahora sí, ahora se han sentado en el alféizar y esperan, a que otro día me sienta incapaz de “producir como sin esfuerzo” y salgan ellas a gozar redivivas una resurrección espontánea.