domingo, 21 de noviembre de 2010

LA CARA POR LA CRUZ


La concentración en Almendralejo de más de 5000 personas protestando contra la retirada de los crucifijos de las aulas del Colegio Público Ortega y Gasset, no es sino una consecuencia del intento reiterativo, exacerbado y, en opinión de muchos y que yo suscribo, excluyente, de este Gobierno para hacer de España un estado laicista.

Enarbolando, los que están en esa lucha, la mayoría de las veces, la Constitución española para reforzar sus argumentos, cuando, en realidad, están muy equivocados, la Constitución española dice que el estado ha de ser ACONFESIONAL, pero no propugna un Estado laicista.

En la Constitución, dentro de los Derechos Fundamentales y Libertades públicas, su artículo 16, dice;
1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la Ley.
2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias.
3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.

¿Cómo pueden mantener relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones si es un Estado laicista?.

Las personas concentradas en Almendralejo, como tantas otras voces católicas que se levantan y, si no me equivoco, se alzarán en lo sucesivo si este Gobierno sigue en esa lucha salvaje y sin sentido contra la Iglesia, únicamente piden y pedimos que nos dejen ejercer nuestra libertad, que no pisoteen nuestros derechos, que se atengan a la Constitución, a los principios democráticos y, es más, a la sensatez, puesto que no se puede acabar de un plumazo con los símbolos y signos religiosos, el ejercicio de nuestra fe o las manifestaciones de nuestras tradiciones, sin lesionar toda una cultura que nos precede, no solamente a los cristianos católicos españoles, sino a todo el mundo Occidental; Solamente basta con echar un vistazo a las culturas donde está el islam, el budismo o el hinduismo (donde todavía siguen considerándose normales conductas degradantes para el ser humano) para darnos cuenta de lo que podría haber sido un mundo sin la influencia civilizadora del cristianismo.

A veces, leyendo o escuchando a muchos de los que expresan su ateísmo, agnosticismo, o incluso anticatolicismo, dentro del “laicismo” más duro y ofensivo para los creyentes, acudiendo a las cuatro frases tópicas, a los típicos y recurrentes sucesos, definiéndose sin querer con una simpleza insultante, a saber: la pedofilia, que el mismo Papa, Benedicto XVI ha condenado y ha definido como delito, un pecado que todos los católicos condenamos también junto con el Papa ; el tema de la autofinanciación de la Iglesia, es decir, no les importa que de los Presupuestos Generales del Estado se incluyan subvenciones de los más remotos, variados y absurdos objetivos incluso a otros países, pero les duele y critican exacerbadamente la más mínima aportación a la Iglesia católica.

En cualquier caso, nuestra fe, de la que me enorgullezco, no es tan simple como para que se tambalee ante cualquier embate. Tampoco tiene que limitarse a ser vivida en la intimidad puesto que nadie puede disociar una parte tan importante de sí mismo como son las creencias y la fe del resto de su personalidad, allá donde estoy yo está mi fe, está todo aquello en lo que creo y espero, por tanto, no puedo ser yo si no es con mi fe.

Lamentablemente, este Gobierno que tiene muchos records vergonzosos, ostenta también el de ser el primero que por una orden administrativa, ha cerrado un templo católico, el del Valle de los Caídos. Franco ha muerto, sí, parece que todos los habíamos asumido y creído, pero gracias a este Gobierno, Franco resucita una y otra vez, y resucitan los sentimientos encontrados de los españoles, los resquemores, el revanchismo, etc...

Esta actitud persecutoria hacia la Iglesia católica del Gobierno del Psoe, demuestra la torpeza de los gobernantes que tenemos, el desconocimiento histórico rayano en el analfabetismo en lo referente a nuestros orígenes. Lo único que conseguirá es que los católicos nos afiancemos en nuestra fe, apoyemos a nuestra Iglesia y nos manifestemos públicamente en los asuntos que nos atañan como ciudadanos libres. No nos van a callar, eso está claro. Daremos la cara por la Cruz, como lo han hecho en Almendralejo.