viernes, 18 de noviembre de 2011

SEÑOR PRESIDENTE:


El domingo, la gran mayoría de los españoles, saldremos a votar. Ya lo hemos hecho muchas otras veces, ya hemos decidido quién nos gobernaría, en quién pondríamos nuestra confianza y quienes llevarían la voz cantante en este coro inmenso de voces, donde cada una tiene su color, su timbre, su tono, y hasta su propia canción. Parece casi imposible armonizar todo eso, pero con sus más y con sus menos, al final, siempre lo hemos conseguido y estoy segura que lo conseguiremos.

No sé si siempre, no sé si todos, pero estoy segura que ahora ¡desde luego que sí!, ahora, los españoles, en ese gesto sencillo de introducir nuestro voto en la urna, haremos mucho más que ejercer como demócratas, porque dentro de cada sobre, mezclada con los nombres de aquellos que elijamos, irá nuestra esperanza, la esperanza en que las personas que van detrás de esos nombres tienen las herramientas y la preparación necesaria para lograr sacarnos de este atolladero en el que estamos metidos.

Cada voto es de un color, ya lo dije, como las voces del coro, no tienen por qué ser todas iguales, y cada sueño es distinto: el parado quiere trabajo, el joven quiere un presente, el niño quiere un futuro, el pensionista vivir tranquilo, sin preocupaciones, su jubilación, los padres quieren una buena educación para sus hijos...y así, cada sueño y cada voto irán unidos, se meterán en los sobres y llenarán las urnas.

Parece difícil para el futuro Presidente del Gobierno, armonizar ese coro, porque no solamente tendrá que intentar cumplir con aquellos que le votarán y pondrán su confianza en él, sino que, además, tiene la obligación de mirar por los que dentro de los sobres no unieron sus sueños a su nombre.

Sólo le pido a Vd. Sr. Presidente, sea del color que sea, se llame como se llame...

que no olvide que ya somos adultos, que las mentiras tienen las patas muy cortas, y es mejor siempre la verdad, aunque duela, que no siembre falsas esperanzas, que no broten de sus labios promesas que no cumplirá, que si hay que trabajar y arrimar el hombro para levantar España, no sean siempre las mismas espaldas las que carguen con el peso, que no emprenda batallas contra molinos de viento pensando que son gigantes, ni alianzas imposibles, ni empresas descabelladas, ni locuras que nos lleven a la ruina.

Sólo le pido a Vd, Sr. Presidente, sea del color que sea, se llame como se llame...

que no olvide nunca que nosotros le pusimos ahí, cada uno de los que votamos y que, aunque sabemos que no existen varitas mágicas, le daremos el 20 de noviembre, la batuta con la que dirija, armonice y coordine nuestras voces....y a ver si entre todos podemos, de una vez por todas, cantar esa canción soñada.

sábado, 12 de noviembre de 2011

GENTE NECESARIA




Ser positivo podría parecer heróico en los tiempos que corren, cuando la tónica general y, lo que es más importante, la misma realidad, va por otros derroteros totalmente opuestos, pero todos conocemos a alguien así, todos tenemos cerca una persona, familiar, amigo, compañero de trabajo, etc. que se empeña en ser positivo y ver esa luz al final del tunel que la mayoría no ve y ni siquiera es capaz de imaginar.

Antonio Mingote decía que un pesimista es un optimista bien informado, pero me inclino a pensar que la información no sea la que nos hace ser de uno u otro modo, porque leyendo la misma noticia, cada uno de nosotros le dará su propio matiz, hará sus propias conjeturas y llegará a distintas conclusiones, probablemente.

El caso es que, ante la misma realidad, nos trae más cuenta pensar en positivo ya que, enfrentándonos a los mismos problemas, en nada nos ayuda ver todo negro, ni siquiera nos hace ver las cosas en su justa medida, sino del modo en que nuestra mente traduce esa realidad y, si nos dejamos llevar por esa visión, lo más probable es que nos hundamos en un pozo sin fondo, acercándonos peligrosamente al catastrofismo.

Como anécdota de hacia dónde puede llevar ese catastrofismo del que hablaba, está la siguiente: Cuando se inventó el ferrocarril, las compañías ferroviarias no encontraban ningún banco que les financiase porque los científicos, catastrofistas, demostraron” sin ningún genero de duda que cuando un tren entrase en un túnel a más de 12 km/h las personas se desintegrarían instantáneamente. Puede que semejante despropósito resulte gracioso en la actualidad, pero en su día supuso que los proyectos ferroviarios (y los intercambios comerciales, desarrollo de otras infraestructuras y negocios, etc.) sufrieran un retraso de años, lo que hizo que muchísima gente se quedara en el paro o no encontrara trabajo y aumentara el nivel de pobreza del conjunto de la sociedad.

Podemos elegir  pensar que no tenemos motivos para levantarnos cada mañana, sentir que nuestra vida se desmorona, que el mundo tal y como lo conocemos está cambiando para mal, del mismo modo que cambian los conceptos, irremisiblemente, abocando a la Humanidad hacia un terrible fin, y resignarnos con los brazos cruzados a esperar una supuesta "desintegración absoluta" ...o bien,  podemos pensar que aún hay esperanza, que todavía hay sueños que perseguir, que somos muchos para lograrlo y que siempre hay una mano amiga cerca, que nos ayuda a ver esa luz al final del tunel.

Precisamente para ellos, en homenaje justo a los que se preocupan por nosotros e iluminan nuestro entorno, traigo este poema del poeta argentino Hamlet Lima Quintana, con el que coincido en que todos ellos son: Gente Necesaria.

"Gente" 


Hay gente que con solo decir una palabra 
enciende la ilusión y los rosales; 
que con solo sonreír entre los ojos, 
nos invita a viajar por otros mundos 
y permite florecer todas las magias. 


Hay gente que con solo dar la mano, 
rompe la soledad, pone la mesa, 
sirve el puchero, coloca las guirnaldas; 
que con solo empuñar una guitarra 
te regala una sinfonía de entrecasa. 


Hay gente que con solo abrir la boca, 
llega hasta los límites del alma, 
alimenta una flor, inventa sueños, 
hace cantar el vino en las tinajas. 
Y se queda después como si nada. 


Y uno se va de novio con la vida, 
desterrando una muerte solitaria, 
pues sabe que a la vuelta de la esquina, 
hay gente que es así, tan necesaria. 



Hamlet Lima Quintana