viernes, 8 de agosto de 2014

HAY DÍAS...








Hay días en los que el corazón se vuelve tan ligero como una cometa que el viento puede mover a su antojo. Si viene la alegría y sopla, éste sube y se eleva con la gracia de un petirrojo en busca de las nubes, si, por el contrario, la nostalgia abanica con los recuerdos y mueve la brisa, el corazón desciende vertiginosamente, volviéndose frágil como un globo, capaz de estallar al más mínimo roce y deshacerse en memorias pasadas. Hay días, en los que al corazón le llega el peso del mundo a través de sus arterias, y apenas puede ser cometa, y se convierte en losa que aplasta la esperanza. Hay días, en los que el corazón late con un ritmo distinto, acelerado, ilusionado y feliz, y bombea cada una de las letras de un sólo nombre. Ese día, el amor llena todo el espacio de nuestro corazón.
Hay un día en el que el corazón apenas es un músculo que ni siente ni padece, ni sufre, ni ama, ni duele, ni late, ni se alegra, ni recuerda...ése día, todo lo que guarde dentro, volará como cometa sin hilos, libre, hacia un lugar de luz y paz infinitas.

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