sábado, 14 de agosto de 2010

TOMANDO FUERZAS





Supongo que debería comenzar pidiendo disculpas a mis, imagino que ya escasos, lectores, primero por dejar de escribir durante días y dejarles "devanando la madeja", haciendo referencia a mi anterior entrada, supongo que ya tendrán ovillos y más ovillos de experiencias y vivencias desde mi última aparición por estas páginas.

En mi descargo alegaré que el calor, que os aseguro ha sido mucho en ese Badajoz de mis entretelas durante los meses de Julio y lo que va de Agosto, la flojera, que a todos nos entra cuando parece que hasta el mismo cerebro se derrite al ver que el termómetro marca un día sí y otro también más de cuarenta grados y esa dependencia absoluta del aire acondicionado a la que nos vemos sometidos por necesidad vital, han hecho que únicamente utilizara el ordenador en el trabajo y porque no tenía más remedio, además de que mis ideas se fueron de vacaciones antes que yo.

Ahora nos hemos reencontrado en la playa mis ideas y yo, y parece que aqui, con la brisa del mar, el cerebro va tomando forma y deja de ser una masa gris blandiblú e informe, que pide otro tipo de "aire", dejando atrás las preocupaciones laborales, el estrés del "no me va a dar tiempo a terminar esto", el desgaste personal, social, económico, y casi hasta religioso, que últimamente hasta mi fe, que es firme como una roca, parecía tambalearse con las realidades propias y ajenas. Menos mal que sigue ahí, fuerte como siempre, aunque no exenta de cierto desasosiego por el futuro próximo que nos espera en lo referente a la crisis.

Sí, decididamente los españoles, entre los que me incluyo, nos hemos ganado unas vacaciones porque, aunque tengamos todavía coletazos de la euforia del Mundial y hayamos vivido con optimismo y alegría los triunfos deportivos, aunque nos hayamos zambullido de lleno en victorias y gritos patrióticos, envueltos en una Bandera que, me alegra profundamente y ya lo he dicho aqui, hemos comenzado a mostrar y disfrutar sin complejos y a pesar del calor y las cañas en las terrazas de verano, somos conscientes totalmente de que todas esas cosas son solamente espejismos, aún siendo reales, de una verdadera alegría, de una tranquilidad profunda y plena, y es que lo que tenemos encima no nos lo quita nadie. Ese desasosiego tenemos que diluirlo en las aguas del mar o echarlo a volar desde las altas montañas, tal vez dejarlo en las riberas de los ríos que parten tantos pueblos españoles, deshacernos, en definitiva, de él, engañarle por un tiempo para que no nos persiga y nos amargue el verano.

Tuve un adelanto de estas vacaciones que ahora comienzo a disfrutar, y fue el fin de semana pasado, cuando descubrí un paraíso en Extremadura, unos lugares que ya debí descubrir hace tiempo y por mi dejadez no lo hice, me refiero a los paisajes de La Vera, en este caso de Jarandilla de la Vera, Cuacos de Yuste y Guijo de Santa Bárbara, una auténtica maravilla que recomiendo fervientemente a los que (seguro que ya muy pocos) no los hayan visto todavía. Creo que gran parte del mérito de que no haya perdido mi fe la tienen los impresionantes paisajes que vi desde la Sierra de Gredos, donde uno parece estar más cerca del Creador y parece que pudiera tocar las estrellas con la mano en las noches de agosto.

Ahora, intentaré tomar fuerzas, como cada verano, del mar, que me hace falta y me llena también, no sé si porque soy un signo de agua, el caso es que me encuentro bien contemplando el agua del mar desde la orilla, escuchando el ir y venir de las olas. Así que, no os dejaré del todo, pero estaré como ellas, yendo y viniendo.

IMAGEN: Cuacos de Yuste, a la salida de El Monasterio de Yuste.