Bienvenidos a mi otro lado del espejo, donde la realidad que me acaricia o me sacude, se transforma en palabras.
jueves, 12 de marzo de 2009
LA PRECOZ ADOLESCENCIA O EDAD DEL PAVO
Si alguien me preguntara en qué momento ha comenzado mi hijo de 12 años a experimentar los cambios que están teniendo lugar en su persona y que, me temo, se deben a que la adolescencia ha hecho ya acto de presencia, o si me preguntaran cómo he percibido yo esos cambios, diría sin dudar que me han bastado dos indicadores claves, a saber: higiene y vestimenta.
Empezaré por la vestimenta, sin olvidarme del peinado que también es importante. Durante años el chándal ha sido prácticamente su uniforme diario y, además, le ha importado poco si era de una u otra marca con tal de que no tuviera ningún dibujito ni figura que indujera al error de pensar que también valía para chicas; por supuesto, ninguno era de color rosa o violeta que, de manera machista, decía que eran colores para niñas.
Este uniforme deportivo era acompañado por un peinado ad hoc: una hermosa cresta que dividía la cabeza en dos y se alzaba tiesa y engominada como un muro de la vergüenza (para mí, que la odiaba).
Las costumbres de mi hijo en cuestión de higiene han sido, por decirlo de algún modo, bastante relajadas, es decir, le importaba bastante poco llevar un lamparón en el pantalón, que su camiseta favorita se cayera de vieja, ponerse los calcetines del día anterior, u oler a queso de cabrales, con lo cual, me he visto obligada durante mucho tiempo a someterle a una vigilancia estrecha en la que mi pituitaria ha jugado un papel importantísimo, prácticamente le tenía que obligar a que se duchara... hasta ahora. Ahora, no sólo no tengo que obligarle, sino que se levanta mucho más temprano que de costumbre para tener tiempo de sobra que emplear en la ducha, acicalamiento en general y del pelo en particular, porque también ha cambiado, lógicamente, el peinado.
De aquel niño de chándal y cresta tiesa, por cierto bastante hortera, todo hay que decirlo, apenas queda nada. Hoy, el que se levanta temprano para ducharse porque si lo hace antes de acostarse el pelo no le queda como él quiere (tipo Napoleón, sin raya definida, con un flequillo que se enrosca en la cabeza y apenas deja ver sus ojos), se me ha vuelto pijo, y no sé qué condena es peor, porque si antes renegaba de su atavío pelín macarrilla, ahora me ha caído la maldición de las marcas como una pesada carga difícil de llevar.
Eso de que desde los calcetines hasta el jersey, pasando por los calzoncillos, cinturones, zapatillas, polos y hasta las gorras, tengan que ser de una determinada marca, es una cruz que ¡para nada! pienso llevar, aún a mi pesar, gasta todo el dinero que recibe de sus abuelos, tíos, etc.. en aumentar el ajuar plusmarquista que va atesorando en su armario donde, por cierto, por narices tiene que pasar una ramificación del triángulo de las Bermudas porque, inexplicablemente, cada cierto tiempo, se extravía alguna prenda que no pertenece a la “época pija” pero que yo le recomiendo encarecidamente que use “porque está nueva y te vale todavía”.
Me pregunto si esto será ya la famosa “edad del pavo”, porque entonces estoy perdida, tanta contradicción va a acabar conmigo. Por Dios, ¡¡si hasta se ha comprado un jersey de rombos donde predomina el color rosa!! que, junto al peinado napoleónico hacen que me recuerde irremediablemente a los componentes de “Amo a Laura” y lo que es peor, que eche de menos al simpático macarrilla de la cresta tiesa ¡¡Socorroooo!!
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Shikilla,
ResponderEliminarMe ha hecho mucha gracia, dentro de 3 meses el nuestro cumple 12 años... de momento "se deja" y mi mujer puede "imponer" su criterio. Lo de la ducha, lo cumple, para peinado y "piños"hay que perseguirle mas.
Si me acuerdo y se da ese "cambio radical" te lo pondré en un comentario cuando ocurra.
un beso,
No creo que haya que preocuparse mucho, más que en los excesos. ¿Quién no ha pasado por esa época de hacerles constantes jaques a nuestros mayores? Posiblemente, quienes no la hayan pasado a esa edad, la "edad del pavo", la tengan que pasar luego, de más mayores. Y eso, suele ser más patético.
ResponderEliminarEstate trancuila y vigilante, mujer, que ya verás como consigues que sea sólo una etapa "natural" -o sin comillas- de su vida y que, pasada, te dará sin duda motivos para sentirte orgullosa, como su hermana.
Gracioso el tema.
ResponderEliminarParece ser que estás en lo cierto y en el hombrecillo ha empezado la "aborrescencia". Pero nos ha pasado a todos, dentro de poco llegará a casa y te dirá... "si suena el móvil y el número empieza por XXX, di que no estoy, es la pesada de fulanita" y acto seguido llamará a menganita.
Respecto a las marcas... yo se de alguien que decía "¿quieres camiseta de marca? Toma, ya está marcada" y hacía un pequeño roto en la etiqueta. Prometo que se le quitó la manía.
Bueno, ya sabes, cuestión de edad.
Besos Shikilla y felicidades porque es una gozada ver a los cuellicortos crecer.
Ja, ja, ja... ¡Qué bueno! Podría haber escrito yo este texto tan certero, con la salvedad de que mi hijo tiene 16 y sigue "cuidándose" Así que... acostúmbrate. No lo dudes, le gusta alguna chica. Es la prueba más clara del cambio, sobre todo, en la higiene ;-)
ResponderEliminarMe gusta cómo cuentas las cosas, Shikilla.
Un abrazo
Un pijo en casa... ¡uy, que miedo!... de la cresta al jersey de rombos hay un trecho eh???
ResponderEliminarEl mío va a cumplir 10 años, los cambios que yo he notado son en cuanto a que empieza a pensar que no soy tan sabia como él creía... buaaaaaaaaaaaaaaaa. Eso si de momento la ducha es eso a lo que hay que empujarle porque no entiende porque hay que ducharse todos los días, si no se ha tirado al suelo.
Pues mi mayor tiene 13 y sigue dándole igual llevar la misma camiseta toda la semana, e ir siempre en chandal... jajaja no me lo imagino con otro look.
ResponderEliminarSin embargo, el peque de 10, es otro cantar, se mira y remira antes de salir de casa hasta que el último pelo está en su sitio... El pavo va con la edad, pero también con la condición de cada uno. Demostrado.
Besotes Shikilla.
No te preocupes, Shiki, ni le pongas trabas, salvo las que te dicte el sentido común para encauzar su carácter.
ResponderEliminarLa adolescencia es una época de efervescente creatividad, que es muy difícil encarrilar para algo productivo, porque el cerebro es una "tormenta perfecta".
No te extrañe que, de repente, le dé por ponerse esa prenda que tú le decías hasta que la gaste pero, cuando lo haga, no insistas con aquello de "te lo dije", "¿ves que bien te queda?", etc... porque provocaras un rechazo inmediato.
Deja que ese torrente de juventud que desprende la edad del pavo salga por todos lados, y no te empecines en que haga determinadas cosas. Sólo sugiere.
Es sólo un consejo de un adolescente perpetuo.
Saludos salvajes.
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ResponderEliminarAguijón, ya me contarás, tiene su punto divertido. jajaja, aqui te espero!!
ResponderEliminarMSM, me temo que fui una adolescente modelo y obediente, asi que ahora vivo una adolescencia patética y atrasada. Mea culpa.
ResponderEliminarPedro, sí que es una gozada verlos crecer, y echarles de menos cuando salen el nido para estudiar fuera...ay, cuanto me acuerdo de mi niña Mercedes, tan dulce ella. Espero que no sea nada más que graciosa esta etapa.
ResponderEliminarBesos
Concha, bienvenida, me alegro que te guste como cuento las cosas, que te prometo que son así como las digo.
ResponderEliminarEn el fondo, les queremos tanto que hasta nos reímos de sus rarezas, que no son tan raras, la verdad.
Merce, Dios me coja confesada, pero ya la mayor tambien pasó por su época pija, asi que estoy acostumbrada.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de sabia, esa etapa ya se pasó, ahora me considera una analfabeta cibernética...¡a mi! que estudié lenguaje de programación en la carrera, asi que paso de demostrarle nada ya.
Abrazos
Emma, cada niño es un mundo, yo tengo dos hijos y no se parecen en nada, salvo la época pija que la han pasado los dos, pero la hermana tenia glamour natural, éste se ve que lo busca y rebusca.
ResponderEliminarBesitos, Emma.
Querido salvajillo,
ResponderEliminarYo dejaré que fluya la juventud naturalmente hasta que quiera ¡Faltaría más!, soy feliz asistiendo a su madurez día a dia.
Saludos menos salvajes pero también :)
Jajaja, lo siento, me ha hecho gracia, o como lo cuentas.
ResponderEliminarEl cambio lo veo bien o muy bien en el lado de la limpieza. Lo de las marcas te ha pillado dsprevenida por eso, por falta de costumbre pero los niños son 100% consumistas. Ahí está el toque de educadores (padres sobre todo y profesores) para contrarrestar y encauzar el impacto de la publicidad y la tendencia consumista.
Me ha recordado al quis que mi hermana le ha planteado alguna vez a mi madre: un hijo estudioso pero sevillón o un hijo bético pero gamberro. Créeme que a mi padre le costaba elegir anten la disyuntiva.
Saludos.
No es que te recuerde irremediablemente a los componentes de "amo a Laura", es que probablemente hay una "Laura" revoloteando por ahí...
ResponderEliminar¡Bendita adolescencia, quien la pillara...!
Un abrazo.
Shikilla no me extraña que andes confundida cuando ves a tu chavalito con esa transformación medio escénica que exige una revolución interior como es la adolescencia. Peeero los padres siempre teneis ventaja porque conoceis a vuestros hijos mucho mejor que se conocen ellos mismos.
ResponderEliminarComo siempre, me has hecho disfrutar y reirme un ratico con esa descripción de la metamorfosis intrínseca de tu retoño, no sé como lo haces, pero logras darle un toque de simpatía muy original.
Un saludo
Todavía recuerdo a la primera niña que le eché los "tejos" teniendo doce años.
ResponderEliminarInstituto, 2º de bachillerato (de aquél, del bueno) Su nombre, Pegui (para mí; para los demás, Asun), ojos color miel y rubia de pelo largo. Esta niña me cautivó, pero no me hacía caso y para intentar conseguirla, casi vuelvo loca a mi madre con la limpieza, la vestimenta, el peinado y por si fuera poco, le robaba a mi hermano mayor, de un armarito que tenía con cerradura, pero que yo dominaba, un perfume que debía ser muy caro a juzgar por las medidas de seguridad que le rodeaban.
No te creas que la adolescencia se cura con la edad que yo soy abuelo pero sigo siendo adolescente.
Un beso, Sikilla... y suerte.
Tomo nota de todo esto para que no me pille desprevenido dentro de seis años. El ajuar plusmarquista, insuperable.
ResponderEliminarUn beso
;-)
ResponderEliminarVer desaparecer para siempre la ternura hacia nuestros críos y tener que sustituirla por una tolerancia incierta... que dejemos de ser su refugio y guía para convertirnos en algo inevitable y tantas cosas más...
ResponderEliminarNo sabes cómo atesoro estos relatos del diario vivir en PTB...
Gran éxito con tu blog.
Ahora, sólo te queda rezar para que esta adolescencia precoz de tu hijo, sólo se alargue en el tiempo, lo justamente necesario.
ResponderEliminarMi hijo comenzó a ser adolescente a los 12 y va a cumplir 24 y estamos en las mismas, lo que se ha convertido ya en una adolescencia crónica, algo que no hay cuerpo de madre que resista:)
Tú tranquila, mientras cambie de peinados, de músicas y de ropas, todo es básicamente normal. Paciencia
Besos
Pues yo he disfrutado de mi segunda adolescencia, imitando a mis hijos en algunas cosas. Sobre todo me ha servido para renovar el vestuario y cargar pilas.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
: ) Buenisimo amiga, este articulo es tan genial como divertido, y es que en general tu blog es brillante, desde Venezuela y con aprecio un cariñoso abrazo y mis palabras de felicitacion y buenos deseos, pronto espero regresar por aca. Un abrazo
ResponderEliminarBueno, hoy entré en tu blog por primera vez, buscando tus poemas, pero chiquilla ¿donde los has metido?
ResponderEliminar¿Quien soy? Pues soy el que soy y vengo de donde vengo, o sea, de bubok. Y aunque reconozco que soy algo incongruente, no por ello me dejan de gustar los poemas, que además escribo, aunque nada hago bien del todo. Me hubiese gustado leer alguno tuyo pero no di con ellos. De todas formas, este nacimiento a la puvertad de tu hijo (yo lo he vivido cuatro veces) no está mal como presentación de credenciales. Saludos Mª Rosa
Shikilla,
ResponderEliminarEsta muy graciosa la entrada; me ha gustado mucho...
Yo creo que todos pasamos por diferentes etapas hasta definir la personalidad, macarra, pijo, alternativo..jajaj A ver cual es la siguiente fase que atraviesa, veremos, veremos..
Besos
Por fin encontré tus poemas, y los he leído, no todos porque para leerlos todos necesitaría otra vida más, ya que para ver su verdadero valor hay que leerlos, una vez para ver el bosque, la segunda para ver árbol a árbol, la tercera para ver como se entrelazan las ramas, y las hojas, y los frutos... toda una vida, ya digo. Allí te dejé mis impresiones, aquí solo mi admiración. Saludos
ResponderEliminarMe has hecho reír mucho :) tengo a mi hijo de 13 años y yo también grito SOCORROOO!!! un saludo desde Uruguay. VICAIROT
ResponderEliminarvengo del Uruguay y hace muchos anos[42] aprox , en la ciudad de Colonia , Elsa a quien jamas olvide me escribio ese poema en una carta , La adolecencia es la edad del pavo , la edad en que todo joven...... Y ahi empece a creer en el amor Nestor A Villalba
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