miércoles, 10 de enero de 2007

CUIDADO CON LAS REBAJAS




Lo confieso, yo también he ido de Rebajas, ¡¡mea culpa, mea grandísima culpa!!.

¿Por qué digo esto? Debería saltar de gozo, creerme una chica lista y gritar a los cuatro vientos que vine cargada de bolsas por la módica cantidad de...qué más da! la verdad, la realidad desoladora que me carcome y me consume es que cuando he llegado a casa he comprobado que casi todas las maravillas, todos los "chollos" que he adquirido tan rebajados, ni son tales maravillas, ni son chollos ni estaban tan rebajados.

Una de las cosas que nos produce un placer indescriptible rayando el éxtasis, es ser de los primeros en acercarnos al mostrador donde se amontonan prendas variadas de colorido y texturas atrayentes que parecen estar gritando: ¡¡aquí estoy, solamente para tí!!. Porque viéndolas así, literalmente amontonadas, creemos ingenuamente que son las que más rebajadas están, y que en una labor ingente, casi como los arqueólogos que apartan montoncitos de tierra con sumo cuidado para llegar al hallazgo genial de algún hueso o piedra de incalculable valor, encontraremos la oportunidad del siglo. ¡Pobres infelices! porque luego nos damos cuenta que hay decenas de prendas repetidas que llevarán otros tantos compradores que, al igual que nosotros, pensaron lo mismo.

He traído dos camisetas que sabía perfectamente que me iban a quedar justitas, únicamente porque una señora a mi lado las miraba sospechosamente cuando yo las tenía en la mano, dispuesta a lanzarse a por ellas en cuanto las soltara, así que me he dicho: si esta señora que parece tener dos tallas más que yo las mira golosamente y cree que le vienen bien, ¿por qué no me las voy a llevar?, cuando las he sacado de la bolsa, ya en casa, ha sido cuando he pensado que podría quererlas para alguna de sus hijas o nietas, sí, ¡pero era tarde! ya estaba metiendo la tripa para que no se me notaran los michelines debajo de la lycra asesina, probándomelas delante del espejo. ¡Porca miseria!

Me quedaba otro de los placeres, casi morbosos, que me produce ir de rebajas, y creo que no soy la única. El hecho de levantar la etiqueta del precio actual de la prenda, rebajado, y descubrir la que está debajo, su precio anterior. Lo levanto despacito, como un ritual, poco a poco dejo al descubierto la cantidad y conteniendo la respiración veo con asombro que la diferencia, es decir, lo que me ahorro comprándo el artículo en rebajas es de....¡2 euros!, jo..!! ¿solamente 2 míseros euros?. ¡¡¡Serán capullos!!!

En la zapatería, había tal follón que me he quedado con el único par de zapatos que he podido "casar" correctamente, ya que si uno me gustaba no encontraba su compañero y si otro me entraba en el pie izquierdo otra señora tenía el del pie derecho. Con el par conseguido en la mano, sólo pedía interiormente que se volvieran a llevar la temporada que viene las puntas cuadradas y los colores pastel, porque sólo en ese caso, me resultaría rentable pagar 40 euros por unos zapatos que marcaban 65.

Resumiendo, tengo dos camisetas que me quedan pequeñas, unos zapatos que no se si estarán de moda, unos pantalones comprados "a ojo" porque había una cola en el probador de tres pares de narices amén de otras cosas que probablemente tendré que cambiar por otras...y un dolor de cabeza que necesitará al menos dos aspirinas.

En fín, por si caeis en esta vorágine y queréis estar informados, que sepáis que, al menos, no estamos tan indefensos y tenemos nuestros derechos



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