En la pila bautismal
Del inmaculado lienzo
Pusimos nombre a las nubes
Ungidas de nuestros sueños.
Saludando el despertar
De la sonrisa primera
Inventamos geografías
Sin límites ni fronteras
Se deslizó la caricia
Por los relieves amados,
Montañas, ríos y valles
Palpitando en nuestras manos.
El aroma del naranjo
Inundó nuestro universo,
Se abrieron todas las flores
Al leve roce del beso
En infinito aleteo
Voló libre el corazón
Enmudecieron las voces
Y se hizo carne el amor.
Shikilla ©
Agosto 2006
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