Bienvenidos a mi otro lado del espejo, donde la realidad que me acaricia o me sacude, se transforma en palabras.
lunes, 4 de junio de 2007
EN MI CASA
¡Qué sabios son los refranes! Hay uno que es directo, dando en la diana, como todos, y que se hace verdad en estos días de vuelta a mi casa: "En tu casa, hasta el culo descansa", en esas pocas palabras, crudas, desnudas y como aguijones, se encierra una verdad como un templo (valga la comparación).
Podemos viajar, estar en paraísos terrenales de aguas color turquesa, ciudades cosmopolitas, calles jalonadas de escaparates elitistas y carísimos, dormir en habitaciones de hoteles de superlujo, con lo que yo, pobre funcionaria principiante, no tengo nada que ver ¡claro!, pero que ni siquiera teniendo la posibilidad de haber vivido todo eso, me desmarcaría del refrán anterior.
Si despojara mi visita del componente sentimental, es decir, de la alegría inmensa, necesaria y gratificante de ver a mi hijo, si solamente me quedara con lo material, es decir, con volver a mis dominios, a mi casa, donde me esperan mis muebles, mis fotos, ¡mi cama!, mis libros, mis "cosas". Donde me asomo a la terraza y veo el mismo paisaje que me parece distinto comparado con el de Barcelona, más silenciosa la calle, más pequeño el horizonte, más pequeña la ciudad, pero con la sensación de volver a lo conocido, el dulce cosquilleo de esa tranquilidad de "estar en casa", no tendría más remedio que echar mano del refranero y decir: "En tu casa, hasta el culo descansa".
Apenas llegué, olvidé las casi 15 horas de viaje en autobús al encontrarme con mi hijo antes de que fuera al colegio, al que le acompañé con los tobillos hinchados por el viaje pero con el corazón también hinchado, contento, feliz. Dios mio, ¡ha crecido tanto!, su abrazo me hizo olvidar que no había dormido nada en el viaje, le llené la cara de besos y en el trayecto hasta el colegio me pareció que no habían pasado los días y que era la mañana siguiente del día en el que me fui. La dulce, querida, añorada, cotidianeidad.
Vuelvo el martes al trabajo y en estos días que han pasado no nos hemos separado, es como si me hubiera salido un apéndice de repente, mi niño no ha querido separarse de mí, hemos salido a pasear, de compras, a jugar, en fin, hemos aprovechado los minutos a tope, y mañana seguiremos cuando vuelva del colegio.
Eso es lo que he aprendido, que podemos alargar el tiempo, vivirlo a fondo, saborear cada minuto, poner una atención especial a las palabras que me dice, escucharlo más atentamente, cuando sabes que cada día que pasa es un día menos para disfrutar de él hasta que llegue el próximo encuentro.
Algo que haré en cuanto consiga el traslado para Badajoz, que ¡ojalá sea pronto!, será recordar esto, que cada momento pasado con aquéllos que amamos es único e irrepetible y que hemos de aprovecharlo.
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Que verdad es, hay que valorar cada momento, porque la vida pasa y no retrocede. Creemos que somos eternos y no somos más que mierdecillas en un mundo que nos puede. Valoremos lo que la vida nos ha dado, a mí me ha dado una madre maravillosa, y un marido y unos hijos que son la esencia de mi vida, ¿qué más puedo pedir?
ResponderEliminarUn beso Shikilla, te leo, pero hoy me he decidido a escribir.
Dulce shikilla, lo que te está descansando a ti, es el corazón,...tu alma tiene el calor de tu hijo...¿se puede pedir más?
ResponderEliminarBesos
Has podido disfrutar, aunque pocs dias de él, vaya recuerdos hermosos que te van a estar acompañando en la otra ciudad. A disfrutarlos. Saludos
ResponderEliminarMe alegro de que hayáis disfrutado estos días.
ResponderEliminarEspero que te llegue pronto el deseado traslado, cada día que pasa es uno menos para alcanzar el fin.
Se me enterneció el alma con la dicha que transmiten tus palabras, y me recordó la siguiente cita (Elizabeth Stone):
ResponderEliminar"Tener un hijo es una decisión trascendental: es decidir tener para siempre a tu corazón vagando fuera de tu cuerpo."
Te mando mis mejores deseos!
Hola mi querida Shiki... da gusto saber que has estado por tu tierra unos días, disfrutando de los tuyos... solo espero que la vida te de lo que realmente te mereces, materializándose en primer lugar en ese ansiado traslado a Badajoz. Y sabes que en cuanto eso esté conseguido, lo próximo es que os vengais a visitar esta verde tierra de ríos, valles y playas.
ResponderEliminarMi casa es tu, vuestra, casa.
Un abrazo con todo mi corazón
¡Hola Shikilla!, nos ha gustado mucho leer tu post, ya que tienes toda la razón, uno puede estar en lugares maravillosos, pero como sus hijos y su casa nada.
ResponderEliminarEsperamos que ahora en tu vuelta a Barcelona, puedas encontrar sosiego en el recuedo de los días pasados junto a tu hijo y que pronto, muy pronto consigas tu traslado.
Muchos besos,
Ana y Víctor.