viernes, 2 de abril de 2010

VIERNES SANTO




"...Ya es de noche. Contemplando a Cristo muerto en la cruz, pienso en tantas injusticias y sufrimientos que prolongan su pasión en todos los rincones de la tierra. Pienso en los lugares donde el hombre es ofendido y humillado, maltratado y explotado. En cada persona herida por el odio y la violencia, o marginada por el egoísmo y la indiferencia, Cristo sigue sufriendo y muriendo. En los rostros de los «derrotados en la vida» se dibujan las facciones del rostro de Cristo que muere en la cruz. Ave, crux, spes unica! De la cruz brota también hoy la esperanza para todos..."

Palabras de S.S. Juan Pablo II al final del rezo del Vía Crucis en el Coliseo Romano, el Viernes Santo por la noche (10 de abril de 1998)

5 comentarios:

  1. Salgamos corriendo como Pedro y Juan, con el corazón palpitando, y descubrir que sus palabras fueron verdad, que no nos engañó. Recobremos las fuerzas que hayamos perdido por el camino y comuniquemos la luz que hemos recibido. Te tuve presente en la Vigilia Pascual concretamente en el canto del Pregón. Un abrazo
    Feliz y Santa Pascua

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  2. Anónimo4:26 p. m.

    Muy bonitas palabras que invitan a la reflexión y con las que todos seguro que nos sentimos identificados. Hay que vivir la vida, con sus alegrías y sus penas...con las cruces que existen y nuestro valor para superarlas...Y sobre todo con esperanza en que quien siembra..recoge.
    bssss. Mercedes

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  3. Bea, voy para tu blog corriendo, que acabo de llegar de vacaciones.

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  4. Feliz Pascua, Angelo, gracias por tenerme presente en la Vigilia Pascual y, desde luego, que no nos engañó, lo que siente el corazón ahora, lo que nos da fuerzas y esperanza, eso es la luz recibida.

    Tengamos abierta el alma de par en par y su Palabra llegará.

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  5. Mercedes, hija, no dudes de esa frase: "el que siembra, recoge", aunque pueda parecer que la cosecha tarda en llegar, aunque pueda parecer que la semilla cae en tierra baldía.

    Hay cruces ligeras y cruces más pesadas. Dices bien, que con valor se intenta, al menos, superarlas. También con fe y esperanza, pero siempre pidiendo al Señor que nos dé fuerza.

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