jueves, 26 de febrero de 2015

EN MANOS DEL TIEMPO




Rodea mi cintura el invisible hilo del destino que enlaza vidas como quien junta flores,
para tejer guirnaldas de colores imposibles. Bajo la atenta mirada de una luna nueva, que sostiene entre sus manos la espada que Damocles temió en su día. Somos marionetas cubiertas de pétalos que se mueven en manos del tiempo.

Estas ganas de abandonarme al vaivén de tus idas y venidas y hacerlas cotidianas,  de renegar de la sangre y convertir en vino el agua que apaga la sed de lo correcto,  hacen que tiemblen las columnas de mi templo, fortaleza en la que vivo y sueño. Tiembla esta vida, segura y placentera, que fui haciendo con las pequeñas cosas que conquisté a lo largo de los años.


Aquí me tienes, sin voluntad ninguna, a merced de las horas ignotas, durmiendo cada noche en el regazo de la espera, temiendo despertar y que no estés a mi lado. Mis pétalos se tiñen del color de tus ojos.

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