
Me estaba conteniendo, pasaba por los escaparates y miraba ese anzuelo que nos ponen los grandes almacenes con los precios antiguos tachados por una gran equis roja y a su lado, reluciente, el nuevo precio, más barato; la palabra REBAJAS aparecía ante mí por todas partes, me llamaba, seductora, atrayente, como un imán, pero una que es sensata y a la vez consciente de la crisis que atravesamos, manteniéndome firme, me decía a mí misma: No, no caeré en la tentación, no entraré en estos almacenes, aunque se esté fresquito y fuera estemos a 40º que también eso influye mucho en lo de ir de compras, ¡aparta de mí la copa del maldito consumismo! Que, aunque yo pueda, sé que España no puede, bueno, a no ser que la palabra tantas veces repetida durante estas semanas tenga poderes mágicos y ese “¡Podemos!” haga que por arte de birlibirloque desaparezcan las dificultades.
Pero resulta que hoy, en el Congreso del PSOE, que promete momentos antológicos, desternillantes y sorprendentes y también grandes números circenses a los que nos tienen ya acostumbrados toda la “troupe” del Gobierno y allegados, ha llegado el Presidente Zapatero y así, como quien no quiere la cosa, ha tirado por tierra de un plumazo esa postura, que yo creía solidaria y consecuente con la situación económica, de mantener el tipo ante las rebajas y contra la dilapidación de nuestro dinero haciendo shopping insensato y loco, y dar la talla en cuanto a apretarse el cinturón para, con la ayuda de todos, salir de este agujero.
Zapatero ha pedido, nos ha exhortado a todos, casi diría que nos ha implorado que consumamos, exactamente con estas palabras y en la despedida de su discurso: “Compañeras y compañeros, Gracias, todas las gracias. A trabajar, y también conviene que consumáis”.
Os aseguro que el discurso, no tiene desperdicio, he empezado con el final, llamativo, absurdo, incongruente, pero eso no ha sido todo, Zapatero hoy ha pronunciado ¡por fin! la palabra crisis, eso sí, solamente 1 vez (¡una!) en un discurso de 14 páginas, y refiriéndose no a esta crisis de ahora, sino a otras pasadas crisis, en las que ¡desde luego! él no tenía ninguna responsabilidad.
Ha sido en referencia a los delegados venidos de América Latina y diciendo que se sentía orgulloso “... con el Estatuto de la Ciudadanía de los españoles en el Exterior y con la aprobación de la nacionalidad para los nietos de los españoles que tuvieron que salir de España por las graves crisis económicas y por la dictadura, por la falta de libertades. Me siento orgulloso de ello”.
De la de ahora, ni rastro. Curioso, ¿no?.
...Y como si de un circo se tratara, en la pista central, el ilusionista-Zapatero, ha seguido haciendo trucos de magia, haciéndonos ver que no hay ni trampa ni cartón, que no necesita disfraz, ni careta, ni escamoteo de la realidad, pero ¿qué realidad? aquí os copio, literalmente otro fragmento del discurso:
“Compañeras y compañeros, con qué tranquilidad se puede decir que nosotros hemos sido, somos y seremos socialistas. Nosotros hemos sido, somos y seremos un partido de izquierdas. Con qué tranquilidad se puede decir, sin tener que buscar ningún disfraz. Sin tener que girar, o dar vueltas o saltar.”
Es decir, para proclamar su izquierdismo no necesitan de disfraces, pero sí para todo lo demás, porque me pregunto: si están tan tranquilos, miembros y miembras de la blogosfera, ¿por qué no llaman a las cosas por su nombre?. Quizás no conocen el siguiente dato: Unas 60.000 familias se encuentran en la actualidad en situación de morosidad en España, cifra que podría duplicarse hasta alcanzar 120.000 en los próximos seis u ocho meses, según ha explicado este viernes Manuel Pardos, presidente de la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (Adicae).
Pero ¿cómo va a asumir Zapatero que la situación de algunas familias es dramática? Si en el mismo discurso de hoy, nos ha regalado otras perlas como esta:” ...ser optimistas es algo más que un acto de racionalidad. Es una exigencia moral, un rasgo de decencia, y hasta de elegancia”.
Sr. Zapatero, hábleles de optimismo y elegancia a todas esas familias y ya de paso, aréngueles con las mismas palabras con las que se despedía hoy en su discurso: “A trabajar, y también conviene que consumáis.”
Para finalizar y, aunque le dedicaré una entrada aparte un día de estos, traigo otra perlita que, cual jeroglífico indescifrable que para sí querrían los egipcios, os dejo por si alguno se anima a encontrarle la solución, porque yo por más que la leo, me suena a chino: “La lengua de todos y las lenguas de todos, porque todas las lenguas están en la bandera de todos”.
Reflexionaré sobre ella otro día porque ahora me voy a acostar a ver si mañana llego al Corte Inglés antes de que abran, que voy a ver si me queda algo suelto y, siguiendo los dictados de Zapatero, consumo alguna cosita.