Hoy tengo el
corazón...¡no!, no lo tengo en carne viva, lo tengo a 0 grados,
pero los 0 grados que son ni frío ni calor, ni chicha ni limoná, ni
triste ni alegre, ni fu ni fa. Bombea lentamente, para no gastar
energía, creo que está empezando a ahorrar sangre para cuando
vengan las estrecheces del invierno.
Los recortes le han
hecho indolente, ni siente ni padece, ni se conmueve, ni aflige.
Insensible al frío y al calor, se ha quedado como quien oye llover,
al margen de todas las cosas. Yo creo que todo eso lo hace para
ahorrar sangre, ya sabéis, esa sangre que corre por las venas
llevando la pasión y los sentimientos a cada célula de nuestro
cuerpo. Quiere dejarme en un limbo cómodo de venda en los ojos y
oídos tapados. Me recuerda a mi hijo cuando se coloca los cascos en
los oídos con la música a tope, para no escuchar lo que no quiere,
para aislarse de las órdenes y recados que yo le mando a gritos y
¡no hay manera de que oiga!
Este corazón mío de
hoy, es un corazón avestruz, hundiendo la cabeza en un agujero, bajo
la tierra, para no mirar cara a cara lo que se nos viene encima, o
lo que ya tenemos, que no es poco.
Pero ¡ojo! Que no es un
corazón cobarde, no confundir las cosas, por favor. Este corazón
que ha vivido muchas cosas, buenas y regulares, este corazón mío
que ha vivido despedidas hirientes, bienvenidas maravillosas, idas y
vueltas, besos, lágrimas, deseos, amor y desamor, y tantas y tantas
cosas, no puede ser cobarde ahora, porque no se lo puede permitir.
Este corazón está por
un tiempo fuera del espectáculo, instalado en el ambigú
cómodamente, esperando que termine el intermedio que se ha dado,
¡¡tan sólo un fin de semana!!, para ahogar los gritos, malas
caras, insultos, palabrotas, juramentos y todo ese tipo de cosas que
malgastan la sangre, las energías, las fuerzas y nos dejan hechos
unos zorros, aunque liberen esa adrenalina acumulada que deseamos
liberar de vez en cuando.
El lunes, este corazón,
de nuevo, recobrará el palpitar diario, y subirán sus grados, poco
a poco....recuperará la pasión, los sentimientos, y se convertirá
en ese músculo activo que yo espero sea por muchos años el que me
mantiene viva. Porque, vivir, mejor o peor, con mayor o menor
estrechez, ya seas funcionario o no, vivir, es la prioridad en mis
planes a corto, medio y largo plazo.
Yo también me niego a dejar de vivir.
ResponderEliminarSi lo que pretenden es amargarme, ¡que se jodan! (parafraseando a la señorita Fabra), no lo van a conseguir.
Me alegro, Trecce, vivir es nuestra prioridad, y amar esa vida y disfrutarla como mejor podamos. La imaginación es grande, más grande que la crisis.
ResponderEliminarSaludos y gracias por tu aportacion.
Qué suerte tienes, Shikilla, que poco te duran las cosas que se adivinan eternas o con vocación de eternas.
ResponderEliminarBesos eternos.
Gracias Juan por tus eternos besos, mi amistad también es eterna...como espero no sea esta crisis.
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