Hoy, que la vida le atrae hacia sus brazos con su canto de sirenas, convertida en amante que anhela sus besos, su atención, su entrega, la misma vida que desborda su juventud insultante, vuela como flecha viva que lanzamos, siendo el arco que Gibran preconizaba.
Hoy, que deja el nido y despliega sus alas, allí donde no alcanza mi vista, ni mis palabras le alcanzan, ni los besos con que cubría su cara, es cuando me doy cuenta de lo grande que es la casa sin su risa, ni su música a tope, ni su voz llamándome a gritos, o el silencio del estudio obligado para todos....ni el jaleo que formaban sus amigos.
Hoy, que emprende el camino de
su futuro, jugándose a su elección las horas venideras de
sacrificio y trabajo, viene a mi mente aquel niño que quiso ser
futbolista y ponía todo su empeño en ello, que cada día que venía
con su mochila a cuestas, con sus sueños, y contando el gol
maravilloso que había metido de tacón... cada día que me mostraba
su sonrisa, tiznada de sudor y polvo del balón, fruto de
limpiarse una y otra vez con las manos sucias, esa sonrisa me parecía
nueva, estrenada, deslumbrante, milagrosa..... porque recuerdo cuando
nació y era tan sólo un ovillo envuelto en faldones blancos, y sus
manitas agarraban mi dedo aferrándose a la vida y respondiendo con
sólo ese gesto a todas mis oraciones rogando a Dios que naciera
sano, fuerte, el día que supe que estaba esperandounhijo
El nido está vacío, pero mi
corazón, el corazón de una madre, siempre estará lleno con la
sonrisa de cada uno de sus hijos.
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