lunes, 23 de noviembre de 2015

LA PAREA IDEAL

 


Cuando a alguien se le pregunta ¿cuál sería su pareja ideal?, lo primero que se viene a la mente es una larga lista de cualidades que ésta debería tener, actitudes, maneras de ver la vida, principios, gustos aficiones, etc.. Y eso dejando a un lado esas características físicas que ya, puestos a soñar, describirían nuestra pareja perfecta, la mujer o el hombre de nuestras vidas.


En mi opinión, todo eso es un craso error porque, a la postre, cuando nos enamoramos, no sacamos la lista de deseos y evaluamos al ser amado a ver si encaja o no en ella. Sencillamente, nos enamoramos, nos volvemos tarumbas y todo aquello que soñamos un día que debería tener nuestra princesa o príncipe azul, pasa a un segundo plano. Puede que incluso sea la antítesis de aquello que pretendíamos que fuera. Pero ya es tarde, el amor está ahí, se instala, se arrellana en el corazón como si fuera su casa y campea por libre por todo nuestro ser, llenando con su nombre y presencia cada uno de nuestros días. No vemos ningún obstáculo, ni siquiera nos planteamos si funcionará o no, estamos ciegos, ¡ciegos! Y eso significa que únicamente el tiempo, si acaso, sería capaz de devolvernos la visión. Pero ¡tranquilos! Porque a veces funciona.


Por supuesto, puede darse el caso de que nos enamoremos de alguien que encaje con nuestra lista, no es imposible, pero tampoco es frecuente, y no es frecuente porque las cosas suceden normalmente al revés, primero te enamoras, y luego vas haciendo la lista con todas las virtudes, las actitudes, e incluso con los defectillos (porque para nosotros el amado no tiene defectos) que posee esa persona.


Lo que sí es cierto es que nadie puede impedirnos desear, soñar, describir mentalmente a esa persona correcta, nuestra “pareja ideal”. Todos tenemos una lista ¿a que si?, yo tengo también la mía, una lista que nadie ha cumplido hasta ahora, todo hay que decirlo, lo cual no quiere decir que no me haya enamorado nunca. Pero para eso está, para hacer con ella lo que hago con las dietas: ¡Saltármela!...y esa es la magia del amor, esa es la esencia, la razón por la cual el amor no es una fórmula matemática, sino ese torbellino de mariposas que te dan sus alas y te hacen volar.

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