Bienvenidos a mi otro lado del espejo, donde la realidad que me acaricia o me sacude, se transforma en palabras.
domingo, 20 de enero de 2008
OBJETIVO: MORIR
Le venían siguiendo los talones. Oía sus pasos precipitarse hasta la puerta. Desde la barandilla hizo un cálculo rapidísimo de la distancia que le separaba hasta el toldo del piso inmediatamente inferior. Podía conseguirlo si daba un salto seguro, con cuidado de no caer fuera de la superficie de aquella salvación de rayas verdes y blancas que le ofrecía el destino. No lo pensó dos veces, se precipitó hacia abajo, con el corazón en la boca y los dientes apretados. ¡Tuvo suerte! Se deslizó hacia el borde del toldo y de otro salto alcanzó la terraza del piso. Acurrucado en un rincón, oía voces al otro lado de la puerta, intentó estirar el cuello y comprobar quién hablaba. Era una familia, dos niños de unos 3 y 7 años, más o menos, jugaban en la alfombra. Un hombre leía el periódico, mientras la mujer miraba el televisor, ambos tendrían unos treinta y tantos años. Sintió envidia.
Dudó entre seguir huyendo por el exterior del edificio o entrar y explicarles la situación, por otra parte poco creíble. El tiempo apremiaba y tenía que pensar. Si seguía saltando, se exponía a que algunos de sus perseguidores estuvieran esperándole abajo y que toda la operación se fuera al garete. Si entraba, la vida de esas personas podía cambiar para siempre, nadie les dejaría hacer preguntas comprometidas que pusieran en peligro el trabajo de años de investigación. Ni unos ni otros, permitirían que conocieran la verdad.
El futuro de esa familia estaba en sus manos, la premura de la decisión que tenía que tomar le hacía sentirse tan mal que súbitamente empezó a sudar. Oía pasos arriba, probablemente ya habrían descubierto el cadáver de su camarada y estarían asomándose por la ventana. Afortunadamente, el toldo le escondía.
Quedaba una tercera opción, siempre latente, para la que nunca se está preparado, la que se interpuso entre él y el deseo de formar una familia, de llevar una vida normal. Tomó una maceta y con una pinza de la ropa hizo un hueco en la tierra, metió el microfilm y lo tapó. No debían encontrar tierra en sus uñas, si le hacían la autopsia. Eran unos diez pisos, no fallaría. El siguiente objetivo era: morir. Lo demás, ya era cosa del azar.
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Relatos
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Me encantó tu relato, amiga... Me dejó casi paralizado... pero lo entiendo, a veces morir es la mejor opción... Un beso, querida,
ResponderEliminarV.
Decisión difícil...muy difícil...
ResponderEliminarPues yo pienso, que mientras hay vida hay esperanza, saltar, siempre se puede saltar en el último segundo.
ResponderEliminarAdemás hay muy poquítas cosas por las merezca la pena morir, la vida es a pesar de los pesares ¡Maravillosa!
Un abrazo.
Tampoco estoy de acuerdo en dejarse morir, quizá él sabía más que nosotros y lo juzgamos mal.
ResponderEliminarUn buen relato Shikilla, me ha gustado mucho y además, me deja con la intriga. Hay siguiente capitulo??
Besos
http://poemasdeshanna.blogia.com
Bueno, os agradezco los comentarios, este relato tiene algún tiempo y fue presentado a un concurso de relatos cortos, de esos en los que tienes que contar las palabras. Obviamente no gané, lo cual me demostró que no es mi estilo.
ResponderEliminarYo tampoco hubiera saltado, es más, yo hubiera entrado en la casa y me hubiera metido debajo de la cama. Pero, eso fue lo que me salió.
Ayudado con el fondo musical que es Espectacular!...tu pasaje que, algunos lo han tildado de relato activa ese Deja Vu que tenemos por dentro...yo tengo una historia para compartir contigo Garabatos
ResponderEliminar"La grandeza de una sonrisa es la suma de voluntades y de codicias que nos da la vida..." UNACO
Ah!..Nunca he podido colocar musica en mi blog..podras,por fa´ ayudarme.
ResponderEliminarAmiga:
ResponderEliminar¡Bien! en poesía y ¡Bien! en relato. ¿Por qué no vas cambiando de profesión y terminas con el "Planeta"? No me respondas que el motivo de no dedicarte en exclusiva a esto es "la pela", jejeje.
Besos.
Impresionante una decisión que debe tomarse en apenas unos segundos, y sobre todo, el inmenso sacrificio que supone para el protagonista de esta historia el tomarla. Te felicito.
ResponderEliminarRealmete estupendo tu relato y estamos totalmente de acuerdo con lo que te ha propuesto Chechu... ¡Al Planeta!.
ResponderEliminarSigue delietandonos con tus relatos, con tu poesia...
Besotes,
Ana y Víctor.