BAILE DE NOMBRES

Se ve que las distancias para la mayoría de los españoles no significan nada, hay kilómetros que se salvan en un suspiro, en lo que se tarda en poner el nombre a una calle, en un plis plas. Y lo mismo estamos en la localidad valenciana de Nàquera que en los mismos Estados Unidos de América, ¡en los mismos!, nada de los alrededores, para hermanarnos con el pueblo “americano-os recibimos-con-alegría”.

En Nàquera se han puesto a cambiar todos los símbolos franquistas y han empezado por sustituir la Calle José Antonio por la Calle Obama, porque Obama está de moda, no sé si por ser negro, por haber ganado las Elecciones, o por ambas cosas, el caso es que ya tiene su calle en esta localidad de Valencia y, más aún, tiene un pub en ésta, mi tierra adoptiva de Extremadura, en Arroyo de la Luz, que es un pueblecito de Cáceres

El Pub 'Obama', el único dedicado al senador de Illinois en España, para celebrar la llegada del primer presidente afroamericano a la Casa Blanca., está en un pueblo cuyos habitantes, los arroyanos, según su alcalde, demuestran gran interés "por todo lo que ocurre en el planeta".

Y así estamos, demostrando interés y reconocimiento en forma de calle por alguien cuyos méritos, salvo ser negro, aún no se saben muy bien cuáles son puesto que está recién estrenado como Presidente, pero que ya tiene su calle y su pub en lugares que ni él mismo conoce, ni de los que habrá oído hablar en su vida, gracias a la iniciativa, que debe ir al pleno, y que ha sido presentada por el equipo de gobierno que lidera Ricardo Arnal, del PP.

El baile de nombres en las calles, ese esfuerzo en borrar todas las huellas de una parte de la Historia de España que, lamentablemente y refiriéndome a la Guerra Civil y Fratricida que se vivió en este país, no se va a borrar por el hecho de arramplar con todo vestigio que recuerde algo que está ahí y estará porque el pasado no puede borrarse, sólo intentar superarlo.

Se cumple con la Ley de Memoria Histórica que exige la retirada de todos los símbolos franquistas.

Siendo práctica, me viene a la memoria, la mía y quizás también la histórica, las tarjetas de visita que antes eran imprescindibles en el pack del perfecto caballero, señora y señorita, aquéllas que ofrecías para poner en conocimiento de quien las recibía, tu dirección, nombre, teléfono, etc.. Se hacían por cientos porque salían más baratas. No quiero ni pensar qué despilfarro si dentro de poco salieran elegidos otros políticos con distinto modo de pensar, y se les pone entre ceja y ceja, circunfleja o no, volver a arramplar con los nombres y así sucesivamente en cada legislatura.

Lo sentiría por los nombres que han propuesto, a saber: Carles Salvador, Ana Duato, Lola Gaos, Javier Mariscal, y María Teresa Fernández de la Vega, que contarán con su calle no sé por cuánto tiempo pero ¡es la vida! Que sigue igual, como cantaba Julio Iglesias, unos que vienen y otros que se van.

Una servidora, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, quisiera elevar una propuesta a todos los Ayuntamientos de España que van a asistir a ese baile de nombres, para que tuvieran en cuenta una petición que lleva haciéndose mucho tiempo y yo me sumé a ella porque me parece de justicia: Que dediquen una Calle a las Víctimas del Terrorismo.