Tengo un sinvivir desde que dejé el tabaco, he descubierto que me he hecho adicta a otras tantas cosas que, francamente, no sé si serán mejor o peor que la nicotina, pero sus efectos a mí me están destrozando viva e incluso cambiando mi fisionomía en algunos puntos, me explico.
En primer lugar, tengo la sospecha de que mis mandíbulas han crecido y lo harán más si sigo a este ritmo masticando el chicle sustitutivo, que no es de nicotina como cabría esperar, sino de menta-eucalipto y con sorbitol, sí, ¡porque tiene sorbitol!, lo dice la etiqueta, y no es que yo tenga por costumbre leer esa letra diminuta no apta para el ojo humano y que sólo con lupa o con microscopio puede uno llegar a saber lo que dice, sino que lo descubrí por una llamada de teléfono que le hice a mi hermana.
El sábado pasado me desperté a las siete de la mañana como si fuera cualquier día normal de trabajo, ( lo sé, ¡¡horrible!!), apenas había dormido, así que a eso de las ocho me levanté y me puse a hacer limpieza de la casa, pasar aspiradora, limpiar el polvo, poner lavadoras, en fin….sé lo que estáis pensando ¡¡un asco!!, pero yo estaba sorprendida por la actividad desplegada, era como una locomotora sin frenos, eso sí, sin dejar de mascar chicle a un ritmo trepidante, para no desentonar con mi “super-yo” marujil recién descubierto y que me tenía totalmente alucinada; Me miraba en los espejos de mi casa, mientras los lustraba con el cristasol en un plis plas, y apenas me reconocía: era un cohete limpiador que nada tenía que envidiar a Mr. Proper o, en la versión española, a Don Limpio, con las únicas diferencias de que yo seguía masticando chicle y gracias a Dios no era calva.
Hice un alto en el camino, más bien en la vía férrea de esa locomotora que llevaba dentro, y para no echar de menos el cigarro que siempre encendía en cuanto me sentaba, antes, “cuando era fumadora”, tomé el teléfono y llamé a mi hermana Sol para ponerla al corriente de la superwoman en la que me había convertido y que a mí, sinceramente, me caía gordísima, ¿dónde estaba la que yo soy, ésa que vaguea los sábados por la mañana hasta las diez y media u once, se toma el café tranquilamente escuchando música y pasea en pijama por toda la casa proyectando minuciosamente qué es lo que hará el fin de semana, para luego hacer la mitad de la mitad de lo que había proyectado?. Claro que ésa, la de antes, siempre llevaba un pitillo en la mano.
Después de describirle a mi hermana con pelos y señales la cuesta empinada en la que se había convertido mi “adiós” al tabaco, el mono que pasaba cada vez que recordaba el pitillo, y hablarle de esa “Miss Hyde de la Lustración” surgida de Dios sabe qué rincón de mi interior, y después de comentarle que todo lo iba superando mejor gracias a la ingente cantidad de chicles que consumía, me paró en seco en mi relato diciéndome: ¿Tienen sorbitol?, a lo que yo, desconocedora total de los ingredientes de los chicles en general y de estos en particular, así como de que existiera algo que se llamara “sorbitol”, mascullé un “no sé” que puso de manifiesto mi ignorancia a la par que mi temor por si ese sorbitol engordaba, drogaba, o era una sustancia que ponía los dientes amarillos y yo sin enterarme. ¡Pues míralo, anda! me dijo ella y colgué para irme corriendo a por una lupa y poder, más que leer, descifrar, la lista de ingredientes de los malditos chicles.
¡Ay! Señor, allí estaba, lo tenían: Sorbitol. Como no sabía mucho de él, acudí a la fuente de información más rápida que conozco: Google.
Sorbitol.- El sorbitol se emplea como edulcorante en los alimentos dietéticos. Se le califica como edulcorante nutritivo porque cada gramo contiene 2.4 calorías…¿¿engorda??, sigo leyendo: … bastante menos que las 4 de la sacarosa o el almidón. Es el edulcorante que contienen generalmente los chicles "sin azúcar". Ah! bueno, entonces no engorda.
La ingestión excesiva de sorbitol puede provocar dolor abdominal leve y diarrea. En el hígado puede trasformarse en glucosa y fructosa. Bueno, de momento no tengo nada de eso y no dice nada de “ponerse como una moto” así que no estoy drogada, tampoco menciona nada sobre dientes amarillos.
El sorbitol se produce en el cuerpo humano y si su cantidad es excesiva, puede ser nocivo, ¡¡nocivo!!, o sea que es malo, claro, si a lo que produce mi propio cuerpo humano, hecho polvo con tanto limpia que te limpia y tan poco dormir, pero cuerpo al fin y al cabo, encima le añado un montón de chicles a los que he exprimido a conciencia para sacarles todo el “sorbitol” posible a golpe de mandibulazo, pues ¡así estoy yo!, nocivamente afectada por un subidón de sorbitol que, afortunadamente, he canalizado por la vía marujil y casera de las labores propias del hogar, que ¡a saber! en qué hubiera desembocado si yo fuera otra.
Aún así, espero desengancharme pronto, porque ya tengo la casa como los chorros del oro y una necesita descansar este cuerpo humano en general y la mandíbula en particular.
En primer lugar, tengo la sospecha de que mis mandíbulas han crecido y lo harán más si sigo a este ritmo masticando el chicle sustitutivo, que no es de nicotina como cabría esperar, sino de menta-eucalipto y con sorbitol, sí, ¡porque tiene sorbitol!, lo dice la etiqueta, y no es que yo tenga por costumbre leer esa letra diminuta no apta para el ojo humano y que sólo con lupa o con microscopio puede uno llegar a saber lo que dice, sino que lo descubrí por una llamada de teléfono que le hice a mi hermana.
El sábado pasado me desperté a las siete de la mañana como si fuera cualquier día normal de trabajo, ( lo sé, ¡¡horrible!!), apenas había dormido, así que a eso de las ocho me levanté y me puse a hacer limpieza de la casa, pasar aspiradora, limpiar el polvo, poner lavadoras, en fin….sé lo que estáis pensando ¡¡un asco!!, pero yo estaba sorprendida por la actividad desplegada, era como una locomotora sin frenos, eso sí, sin dejar de mascar chicle a un ritmo trepidante, para no desentonar con mi “super-yo” marujil recién descubierto y que me tenía totalmente alucinada; Me miraba en los espejos de mi casa, mientras los lustraba con el cristasol en un plis plas, y apenas me reconocía: era un cohete limpiador que nada tenía que envidiar a Mr. Proper o, en la versión española, a Don Limpio, con las únicas diferencias de que yo seguía masticando chicle y gracias a Dios no era calva.
Hice un alto en el camino, más bien en la vía férrea de esa locomotora que llevaba dentro, y para no echar de menos el cigarro que siempre encendía en cuanto me sentaba, antes, “cuando era fumadora”, tomé el teléfono y llamé a mi hermana Sol para ponerla al corriente de la superwoman en la que me había convertido y que a mí, sinceramente, me caía gordísima, ¿dónde estaba la que yo soy, ésa que vaguea los sábados por la mañana hasta las diez y media u once, se toma el café tranquilamente escuchando música y pasea en pijama por toda la casa proyectando minuciosamente qué es lo que hará el fin de semana, para luego hacer la mitad de la mitad de lo que había proyectado?. Claro que ésa, la de antes, siempre llevaba un pitillo en la mano.
Después de describirle a mi hermana con pelos y señales la cuesta empinada en la que se había convertido mi “adiós” al tabaco, el mono que pasaba cada vez que recordaba el pitillo, y hablarle de esa “Miss Hyde de la Lustración” surgida de Dios sabe qué rincón de mi interior, y después de comentarle que todo lo iba superando mejor gracias a la ingente cantidad de chicles que consumía, me paró en seco en mi relato diciéndome: ¿Tienen sorbitol?, a lo que yo, desconocedora total de los ingredientes de los chicles en general y de estos en particular, así como de que existiera algo que se llamara “sorbitol”, mascullé un “no sé” que puso de manifiesto mi ignorancia a la par que mi temor por si ese sorbitol engordaba, drogaba, o era una sustancia que ponía los dientes amarillos y yo sin enterarme. ¡Pues míralo, anda! me dijo ella y colgué para irme corriendo a por una lupa y poder, más que leer, descifrar, la lista de ingredientes de los malditos chicles.
¡Ay! Señor, allí estaba, lo tenían: Sorbitol. Como no sabía mucho de él, acudí a la fuente de información más rápida que conozco: Google.
Sorbitol.- El sorbitol se emplea como edulcorante en los alimentos dietéticos. Se le califica como edulcorante nutritivo porque cada gramo contiene 2.4 calorías…¿¿engorda??, sigo leyendo: … bastante menos que las 4 de la sacarosa o el almidón. Es el edulcorante que contienen generalmente los chicles "sin azúcar". Ah! bueno, entonces no engorda.
La ingestión excesiva de sorbitol puede provocar dolor abdominal leve y diarrea. En el hígado puede trasformarse en glucosa y fructosa. Bueno, de momento no tengo nada de eso y no dice nada de “ponerse como una moto” así que no estoy drogada, tampoco menciona nada sobre dientes amarillos.
El sorbitol se produce en el cuerpo humano y si su cantidad es excesiva, puede ser nocivo, ¡¡nocivo!!, o sea que es malo, claro, si a lo que produce mi propio cuerpo humano, hecho polvo con tanto limpia que te limpia y tan poco dormir, pero cuerpo al fin y al cabo, encima le añado un montón de chicles a los que he exprimido a conciencia para sacarles todo el “sorbitol” posible a golpe de mandibulazo, pues ¡así estoy yo!, nocivamente afectada por un subidón de sorbitol que, afortunadamente, he canalizado por la vía marujil y casera de las labores propias del hogar, que ¡a saber! en qué hubiera desembocado si yo fuera otra.
Aún así, espero desengancharme pronto, porque ya tengo la casa como los chorros del oro y una necesita descansar este cuerpo humano en general y la mandíbula en particular.
No veas como te entiendo, a mí me dio por hacer abdominales, durante unos dos años, la tabla de abdominales me sirvió como percha de diseño, y de repente me dio por el deporte, yo que en mi vida he practicado ninguno. Me fui al Decatlon, me compre ropa y zapatos de deporte y empecé a salir a andar y correr... y cinco meses después sigo haciéndolo, todas las mañanas, temprano...
ResponderEliminarSabes, ahora me alegro... pero aún lo echo de menos, el tabaco claro. Y sé que siempre lo echaré de menos... (esto parece una declaración de amor...)
Ánimo
Shikilla, me has hecho reir a morir porque te he visto paño en mano, en bata, corriendo por toda la casa, flus...flus... flas... flas... echandole cristasol hasta a las suelas de los zapatos y dejando la casa más limpia que los chorros del oro, además lo has contado todo con una gracia que acompañado del ordenador, tanto él como yo, nos hemos desternillado de risa.
ResponderEliminarNo te preocupes, a mí me dió por comer pipas de calabaza y engorde 16 kilos en tres meses. No obstante estate tranquila porque esta ansiedad dura solo los primeros 2o años, son los que llevo yo sin fumar y creo que estoy empezando a acostumbrarme.
Suerte y que no decaiga.
Un beso.
Merce, yo abdominales no los hago aunque me los recete el médico, hija mia, el único deporte que puedo practicar en invierno será el puenting, del que he hablado aqui, y que consiste en salir a andar por los puentes de Badajoz, a ver si me pongo ¡ya!.
ResponderEliminarGracias por tu ánimo, guapa!
Terly, me alegro de que te hayas reído, es lo que pretendo, contar las cosas de modo que resulten amenas, pero ¡son verdad, eh!.
ResponderEliminarDios mío, no me digas que voy a engordar 16 kilos porque me pongo ahora mismo a fumarme esos puros habanos de la Habana, a lo Fidel, a diestro y siniestro.
Y si me dura el mono 20 años, tendré que decir lo del tango....20 años no es nada, pero ¡jolines! se van a hacer largos.
Un abrazo
Engordar al dejar el tabaco es una experiencia común. Hay explicaciones diversas. Se apela al uso de sustitutivos -chicles, caramelos, frutos secos- o a la desaparicicón del efecto estimulante y anorexígeno de la nicotina. Yo no sustituí el tabaco por nada, y sin embargo engorde unos 15 kg. en dos años, de los que apenas he conseguido perder cinco. Tengo una explicación: mientras se es fumador, el cigarrillo pone punto final a una comida; cuando se deja de fumar no hay punto final... Cuida ese detalle. De nada. Buen día.
ResponderEliminarHola Shikilla:
ResponderEliminar¿Te has quitado ya la cofia? Te explico despues de reirme tanto con tu texto, magnífico texto.
El sorbitol ese parece ser un estimulante para la vida sexual... si, si, con él haces todo lo que jode; barrer, planchar...
Busca algo que solo estimule para dejar de fumar.
Muchos besos.
Vaya con el sorbitol... no quiero ni imaginarte con los dientes amarillos, la mandíbula de troll y las carnes congándote por los laterales... Sólo se me ocurre aconsejarte que no vayas a la peluquería, para estar to'ita, to'ita... eso sí, con las camas hechitas como para pasar revista.
ResponderEliminarÁnimo y no te eches atrás, en lo de fumar... no busques excusas.
¡Me alegro que tengas la casa como los morros del loro!
ResponderEliminarAhora mira el lado práctico,¿cuánto te hubiese costado alguien que te lo hiciera...,cuánto te has ahorrado en tabaco...?
¡Cómprate INMEDIATAMENTE una hucha y empieza a echar todo lo que has ahorrado y vas a ahorrar, ábrela el 31 de Diciembre y verás que satisfacción...!
¡¡¡SHIKIIIILLA, BIEN!!!
¡¡¡SHIKIIIILLA, BIEN!!!
¡¡¡SHIKIIIILLA, BIEN, COÑO, BIEN!!!
Panta, me dejas con el corazón encogido :(, pero aún así, seguiré. El punto final lo pone el café solo para mí, claro que antes lo acompañaba con el cigarrito.
ResponderEliminarMuyseñoresmios, qué alegría leerte por aqui!!, no, no me imagines así que aún sigo estando normal, veremos dentro de un mes.
Pedro, ya he empezado a gastarme lo que me voy a ahorrar, así que teóricamente, si abro la hucha el 31 de diciembre no habrá nada, si es que soy tan previsora que me doy miedo.
Jesús, te he dejado para el último porque realmente tiene enjundia lo que dices, ciertamente mi vida sexual ha aumentado desde que mastico chicles a mandíbula batiente y desde que he dejado el tabaco.
ResponderEliminarPero ¿por qué será que estos nuevos amantes, (aspiradora, plancha, lavadora, etc..) ni me escriben, ni me llaman, ni me mandan mensajitos al móvil?. Yo es que no soy partidaria del sexo sin amor, así que tienes razón, a ver si encuentro otra cosa que sea menos inícua y más inocua, ¡¡Equiliquá!!
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