Bienvenidos a mi otro lado del espejo, donde la realidad que me acaricia o me sacude, se transforma en palabras.
viernes, 2 de marzo de 2007
¡PÁSALO!
Hoy es viernes. Comienza el fin de semana. Preparo la huída.
Dejaré volar la mente por praderas placenteras, ríos, sol y margaritas, apenas nubes en el cielo. Picnic de sándwiches tiernos, tal vez canciones ligeras y la amable compañía de aquéllos que me hacen sentir cómoda. Haré como si no oyera nada, tan sólo trinos de pájaros en este paraíso de arco iris falsos, haré sitio en la manta, tendida sobre la hierba, a mi propia indiferencia para acostumbrarme a ella, he de lograr mimetizarla con mi piel. ¡Lo voy a conseguir!.
O quizás me pierda entre el bosque acústico de los bares de copas, el hedonismo on the rocks, acallaré con el ruido la voz de mi conciencia, porque ésta me grita desde dentro mi pecado: la indiferencia.
Tal vez embote mis sentidos con la fiebre futbolera, “panem et circenses”, arrellanada en la poltrona de mi indiferencia.
Me vestiré con la capa incolora, inodora e insípida, agua de la indiferencia, dejaré en el armario la preocupación, la dignidad, el compromiso y a los otros, me abandonaré indolente, fría, pasivamente al transcurrir cotidiano de mi propio bienestar, de mi propio yo. Ahora ya comprendo aquello: “Ande yo caliente, ríase la gente”. Indiferencia como supervivencia de mi propio ego.
Si llueven palabras, gestos, acciones, que puedan humedecer mi alma, sacaré el paraguas de la indiferencia, para que sus gotas no me lleguen.
Doblegaré mi pensamiento que se rebela, doblegaré mi conciencia, doblegaré mi voluntad, amordazaré esta voz que me grita: “levántate y anda”, vendaré mis ojos con la venda de la indiferencia a la injusticia, al desatino, a la tiranía que oprime, al listo que me manipula, al necesitado que me pide, a los que no tienen voz y ruegan que les dé la mía, a los ausentes olvidados, a la memoria, al recuerdo, a la llamada de los otros, los que están y los que se fueron.
“La vida oscila como un péndulo entre el dolor y el hastío”, decía Schopenhauer, y entre el dolor y el hastío, añado yo, sin ánimo de apostillar a Schopenhauer, anida la indiferencia, que aminora la punzada del primero y justifica el camino que lleva hasta lo segundo.
Hoy comienza el fin de semana, salgamos del mundo real con rumbo a la indiferencia. ¡Pásalo!
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Muy bonito tu post... muy lleno de algunas razones...
ResponderEliminarPero ante todo... disfrutemos del fin de semana... ¡Nos lo hemos ganado! ¿o no?.
Besos
Aunque algo tarde, te digo que me gustó esa prosa envolvente y despreocupada. Pero todavia es fin de semana...¡jeje¡
ResponderEliminarSaludos agitando la mano en el aire.
Adiooooos¡¡
Lo de inmensas pilas de exámenes para corregir, me suena..., lo de la mesa del despacho llena de papeles, se me hace conocido, mis violetas africanas están pletóricas, no tengo rosales, pero mis orquídeas están llenas de capullos que se van inflando como globitos cada día. Hoy ha hecho sol aunque haya sido lunes, y la semana santa está a la vuelta de la esquina.
ResponderEliminarBuena semana :)