SENTIMIENTOS EN TRES ACTOS

I.-Abril, sábado y sol.

Una mezcla que me seduce hasta el punto de hacerme salir a la terraza y desayunar en ella, me he puesto un jersey, porque, a pesar de la caricia del sol, hace fresquito. Hay algunas palabras que me evocan, irremediablemente, poemas, canciones, sonidos y sabores, son de esas palabras que adornan cualquier escrito, me sucede con abril, a mi y a otros antes que yo, alguno se preguntaba ¿Quién le había robado el mes de Abril?, a mí hoy alguien me lo ha regalado.

Curiosamente, de Abril dice la RAE: (Del lat. aprīlis). m. Cuarto mes del año. Tiene 30 días. || 2. Primera juventud. El abril de la vida. || 3. Cosa grata por su gentileza o color. || 4. Años de edad de una persona joven. Floridos, lozanos abriles. || estar hecho, o parecer, un ~. frs. Estar lucido, hermoso, galán.

Tal vez por eso me guste, porque hoy me siento lucida y lúcida, ambas cosas, y hermosa y galana...en una palabra: Feliz.

II.- Un diario personal llamado Blog.

Hoy tengo tiempo, ganas de leer, ganas de escribir; un recorrido bloguero me hace darme cuenta de lo prolíficos que son muchos autores de blogs y constato que muchos de ellos tienen tal riqueza interior, tantas cosas que contar y todo ello lo transmiten tan bien, que una de las cosas por las que me rindo ante Internet y me ha ganado, sin duda, es por la posibilidad que ofrece a todos de hacer llegar nuestros pensamientos, sentimientos, anhelos, críticas, sueños, a mucha gente, de todas las partes del mundo.

Ya dije en una ocasión que cuando analizo en google analytics mis visitas y su procedencia, me sorprendo cada día más de que mis palabras sean leídas por gente de tantos países, a los que no he ido jamás y a los que, probablemente, dada mi naturaleza sedentaria en cuanto a viajes, no iré nunca.

Yo, que de siempre he escrito diarios que guardo y custodio como si de tesoros se trataran, reconozco que escribir en público, desnudar así tu alma, dando la cara sobre lo que siento, pienso y critico, da un poco de pudor, pero también sé que dentro de mí existe el veneno, dulce e inconformista, de la escritora que quise ser de niña y aún (guardadme el secreto) quiero ser; Este universo bloguero me deja rozar, acariciar de vez en cuando, aquella vocación.

III.- Compañeros de Trabajo

Cuando pienso las horas que pasamos en el trabajo, muchas veces más que en casa, me doy cuenta de lo importante que es tener un ambiente laboral en el que te encuentres a gusto, en el que, a pesar de agotadoras jornadas en las que no siempre salen las cosas como te gustaría, a pesar del volumen de trabajo y a pesar de la incomprensión, demasiadas veces, de las personas a las que va dirigido ese trabajo; cada mañana, cuando comienzas la jornada laboral, tienes el aliciente de que los que te rodean, tus compañeros, están ahí, para ayudar, para escuchar, para hablar, para reír y compartir esos momentos contigo.

El jueves tuve una fiesta con mis compañeros de trabajo, tres de ellos, Sandra, Paco y Juanma, celebraron su cumpleaños, compañeros que lo son desde hace poco, exactamente desde septiembre del año pasado cuando, procedente de Barcelona, tomé posesión de mi nuevo destino, retornando a esta tierra que tanto quiero, Extremadura, hemos tenido desde entonces muchos gratos momentos en los que he ido descubriendo esa importancia de la que hablaba de tener un entorno agradable y cálido en el trabajo, porque lo más importante, para sobrellevar la carga, las horas, incluso, a veces, los sueldos, es ese día a día enfrentándote a nuevos retos con el aliciente de estar rodeado de caras y palabras agradables, que te hacen sentir bien.

Demasiadas veces en el trabajo damos importancia a cosas que, aunque realmente la tienen, no digo que no, a la larga, no lo son tanto como otras. Si nuestras aspiraciones se realizan en un entorno desagradable, tenso y agresivo, terminarán por frustrarnos.

No siempre es mejor ganar más teniendo que vivir una rutina agobiante, donde tu despacho, tu lugar de trabajo, sea donde sea, se convierta en un ring en el que tienes que ir noqueando uno por uno “contrincantes” que acaban por vencerte en forma de stress e insatisfacción, hasta hacer de todas esas horas, que son muchas, un terrible “monstruo” con el que convivir cada día.

Por eso tengo suerte, porque cada mañana cuando llego al trabajo, desde el primer “buenos días” hasta el último “hasta mañana” no tengo más que buenas vibraciones que me hacen sentir de maravilla. Gracias compañeros.

En esa foto que cuelgo, del jueves, no están todos los que son, pero, como se suele decir, sí son todos los que están.