Bienvenidos a mi otro lado del espejo, donde la realidad que me acaricia o me sacude, se transforma en palabras.
martes, 2 de septiembre de 2008
LO VIEJO Y LO NUEVO
Imagino que nuestra manera de ser, virtudes y defectos, son huellas que vamos dejando en todo aquello que hacemos. Hasta el más pequeño acto de nuestras vidas, digo yo, lleva nuestra tarjeta de visita. Al menos en mí eso funciona tal y como os lo digo, hasta tal punto que si alguna vez decidiera meterme en el mundo del hampa y volverme ladrona de guante blanco o negro o cualquier otro color, me pillarían en un tiempo record.
He llegado a esta conclusión durante el fin de semana en el que, zafarrancho de combate incluído, me he dedicado a hacer limpieza de cajones, armarios, zapateros, etc.., me he visto obligada, ¡bien lo sabe Dios!, a cerrar los ojos y deshacerme de cosas que llevaban conmigo mucho tiempo, años en los que su existencia en el fondo de cajones y armarios, pasaba desapercibida a mis ojos, ni un pensamiento ni un mínimo deseo de mirarlas o tomarlas con mis manos. Allí estaban silenciosas, todas esas cosas que, cual urraca, he ido guardando con los más variados pretextos, uno de los más usados es el del recuerdo, pero paradójicamente tengo "recuerdos" guardados que mi memoria no alcanza, vamos, que ni pajolera idea de por qué está eso ahí y qué se supone que me tendría que "recordar". Reconozco que nunca tiro nada; si acaso, me deshago de la ropa que está pasada de moda o que no me vale (siempre porque se me queda pequeña).
Como había llegado el momento en el que tenía que elegir entre vivir nosotros en la casa o dejar que lo hiciera una marabunta compuesta por objetos, ropa, zapatos, papeles, etc.. al final he elegido que fueran ellos los que salieran de aqui y marcharan a vivir su vida, quién sabe si en el fondo de otros cajones, ajenos a mí.
Pero me refería, al principio, a la huella que dejamos en todas nuestras acciones de nuestro carácter, de nuestro modo de actuar...y efectivamente, he comprobado que yo que soy caótica y siempre he admirado a esas personas que son capaces de tener en sus armarios toda la ropa, incluso la interior, los zapatos y los bolsos ordenados por colores, además de tener llena mi casa de cachivaches, también tengo el ordenador repleto de cositas, mi afán de guardar se ha visto reflejado en este disco duro que, a modo de almacén infinito, he ido llenando poco a poco hasta que lo he atiborrado de archivos, porque apenas borro nada, y es él quien me está gritando desde su lentitud para abrir las webs, su renqueante marcha cada vez que lo enciendo y sus fallos imprevistos, que ya es hora de que le haga una limpieza a fondo. ¡¡Está pidiendo un formateo a gritos, el pobre!!.
Y es que si a alguien que me conociera de verdad le propusieran dar con mi pc entre mil, enseguida se daría cuenta de cuál era el mío. No creo que nadie tenga más iconos en el escritorio que yo, para dar antes con las cosas y evitarme tener que buscarlas, tomo el camino más corto. No quiero hacer mención a la cantidad de "Favoritos" que guardo, casi tantos como post it tengo en mi ordenador del trabajo.
Hace poco, navegando por internet, encontrá una web en la que refiriéndose a los cambios en la vida decía:"La vida está llena y rebosante con lo nuevo. Pero hace falta deshacerse de lo viejo para darle cabida".
Pues eso, que dentro de poco, cuando haya limpiado cada rincón de mi casa y del pc por completo, estaremos dispuestos, ellos y yo, a recibir con los brazos abiertos a "lo nuevo"...pero esta vez, dispuestos a no encariñarnos tanto, con un desapego incondicional, eso sí.
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yo también soy guardijas pero no tanto como tú. Además tengo a mi maravillosa mujer detrás pinchándome para hacer limpieza.
ResponderEliminarPor cierto, lo de limpiar Zapateros no lo has acabado de hacer.
un beso,
Supongo que tenemos que renovarnos para seguir siendo los mismos, que no es poco. Soy lo opuesto a usted, elimino y me deshago de casi todo, hasta el punto que luego lo echo de menos. A ver si encontramos el equilibrio ;)
ResponderEliminarYo no guardo nada, tuve siete mudanzas en siete años y eso ayuda a que uno se de cuenta que guardar no sirve de mucho... Ahora ya tengo estabilidad, pero en noventa y tantos metros no caben los sentimentalismos...así que lo que ya no vale...va fuera...
ResponderEliminarUn beso
Gracias shikilla por darme un toque de atención. Soy igualito, igualito, y aprovechando que he tenido que desarmar todos lo muebles de mi casa para retirarlos de sus habitaciones con el fin de pulir el parquet, cuando vuelva al ataque, me propongo firmemente un propósito de enmienda y hacer limpieza a fondo pues tengo guardados hasta los dientes de mis hijas cuando se los pusieron al ratoncito Péres y...mira que ha llovido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una cosa es el síndrome de Diógenes y otra los recuerdos, yo lo guardo casi todo.
ResponderEliminarSí, de década en década tiro algo, pero no sería la primera vez que después de tirarlo, me arrepiento y lo vuelvo a guardar...
Creo que los recuerdos forman parte de nosotros mismos y un recuerdo que se pierde, es parte de nosotros que se muere.
Un abrazo a todos y ...
¡Muchos recuerdos...!
Hola, Shiki :) Yo cada vez me deshago de más cosas, o mejor dicho, no acumulo. Empezando por mi lugar de trabajo. Se acabó eso de guardar este papel por si... o este otro por lo de más allá, nada, nada, a hacer puñetas.
ResponderEliminarGuardamos demasiadas cosas, me temo. Hace unos días, visitando a mi hermana en San Fernando, le dije... o te falta casa o te sobre gente. Y es cierto, nos suele pasar a todos porque da una pena deshacerse de algo...
Estupendo post y de paso, voy a ver, en mis cajones, qué es lo que puedo lanzar a la calle :)
Un abrazo,
Shiki me parece verte... :))
ResponderEliminarLo que has dicho me hizo acordar de Sartre: todo lo guardo en los bolsillos. :)
Abrazos
Pues yo he llegado a la conclusión de que todo aquello que no he usado en 200 años, es mejor tirarlo. Y así lo hago.
ResponderEliminarPor cierto, en cuanto a guantes, creo que el color que más te va es el negro; permíteme cantar: "Amadoou míooo, love mi forever...."
P. D. a mi intervención anterior: Ya sé que esa no es la canción, pero es que no me acuerdo de la que toca.
ResponderEliminarYo también soy así, de guardarlo todo. Ahora estoy empezando a tirar cosas, por el mismo motivo, porque a la fuerza ahorcan y la física se impone. Pero me cuesta, me cuesta...
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